La ciudad que representa la cumbre de la ancestral historia de los thai, Ayutthaya: ruinas, perros y buena gente.
Llegué a Ayutthaya a buena hora. Como cada vez que llegas a una nueva ciudad te asaltan las dudas, la realidad de que no tienes ni idea de dónde estás, y te asaltan los "tuc-tuqueros" que ven en ti la posibilidad del día. En esta ocasión, los ignoré a todos. Sabía que la estación de autobuses de los provinientes de Suphanburi (había hecho un transbordo desde Kanchanaburi) estaba bastante cerca de la zona de los hostales. A base de Lonely Planet llegué a la calle, que estaba a escasos 5 minutos, y, al contrario de lo que pensaba de primeras, me quedé en un hostal de los que no estaban recomendados en la guía. Me llamó la atención el precio, me convencieron las habitaciones y lo vi claro al hablar con la señora que llevaba el local. Durante los tres días siguientes compartiría habitación con una chica china, Echo, que viajaba sola desde hace ya 6 meses, y compartiría cenas y sobremesas con Champ, un tailandés encantador que trabajaba el cuero, y con la señora del hostal, "Mum", aficionada a tomarse unas copas de whisky con hielo al anochecer.
Al día siguiente, con las pilas cargadas y haciendo a Echo cargar las suyas, cogimos las bicis y fuimos a visitar un poquito de lo que Ayutthaya tenía por ofrecer. Era mi primera experiencia conduciendo por la izquierda, sumado además que Tailandia es un país en el que se conduce de forma peculiar, ya que los vehículos pesados tienen preferencia, las incorporaciones se hacen de forma más apurada y cuando quien va detrás tuya quiere adelantarte lanza un pitido. Pese a que le tenía algo de respeto, he de decir que me las apañé bastante bien y no fue tan complicado como parecía en un primer momento, las ruinas no estaban lejos y los conductores tailandeses tienen una especial paciencia con los turistas novatos.
Una vez llegas al centro histórico, donde están concentradas la mayoría de las ruinas, el pedalear se hace mucho más sencillo. Las calles no son peatonales pero apenas circulan coches,los ruidos disminuyen y tú te paseas tranquilamente con tu bici entre las ruinas como si pertenecieses a ellas. Para sentirlas todavía más cerca tienes que acceder a los templos lo que, en la mayoría de los casos, supone 50 baths.
Los templos no se encuentran muy saturados, por lo que, si te esfuerzas un poquito, puedes llegar a sentir algo de lo que algún día fueron. Las ruinas y los budas descabezados te hablan de aquella guerra que una vez tuvo lugar contra Birmania, mientras que la trabajada arquitectura de los templos muestran la majestuosidad y la fuerza que un día tuvo la antigua capital.
El sol aprieta fuerte, y tras visitar un par de templos y disfrutar de la gastronomía tailandesa decidimos volver al hostal. Champ y Mum nos esperan en la terraza, cerveza en mano, dispuestos a hacernos sentir como si, por un día, estuviésemos en familia. Los perros, que pasaron el día durmiendo, se despiertan con la ausencia de sol y comienzan con sus ladridos y pavoneos a patrullar la ciudad. Ahora, de noche, ellos son quienes mandan.
Al día siguiente, esta vez sola y sintiéndome en la obligación de acabar con la tarea del día anterior, retomo la bici. Hace calor, mi bici no tiene ni piñones ni platos, y apenas frenos, pero tengo ganas de pedalear. Es temprano, y los templos parecen esperar mi llegada. Casi en soledad fotografío el templo, escribo y disfruto del sonido que la naturaleza me ofrece.
Pero no es hasta el templo Wihaan Phra Mongkhon Bophit donde interactúo un poco con la cultura de la ciudad. La entrada es gratuita y, sentándome como el resto de fieles, observo la situación. Ellos, arrodillados, toman un bote con muchos "palillos" con números en su parte superior, lo baten hasta que uno de ellos cae al suelo, lo observan, sonríen, los vuelven a poner juntos en el bote y lo dejan donde estaba.
Curiosa, tras ver la acción más de 5 veces, decido preguntar. Dos señoras, muy contentas por mi interés, se lanzan a explicarme. Me pasan el bote y me hacen repetir lo que ya había visto hasta el momento. Tomo el bote y lo bato hasta que unos de los palillos cae al suelo. Es el número 20. Sonríen. Yo, que empiezo a temerme que tendré que echar 20 baths en la urna de donaciones, sonrío un poco menos. Pero entonces, una de las señoras, gesticulando que espere, se levanta y va hacia un lado del templo. Muy contenta me devuelve el palillo, y me da un papel donde está escrito el número 20 y una buena información en tailandés. Gracias a Budha, el texto también está en inglés. El papelito, a modo de horóscopo, me habla sobre mi situación (que según dice no es muy buena) y de cómo si lucho por realizar buenas acciones me espera un mejor futuro cercano.
Agradezco a las señoras con un sincero movimiento de cabeza, sonrisa dentada, manos juntas al nivel de mi nariz, y un ensayado "Kor-pun-kaa". ¡Qué majos son estos tailandeses!
En un último esfuerzo pedaleo hasta Wat Chai Wattanaram, a las afueras de la ciudad. Para mí, el templo más bonito de Ayutthaya. El esfuerzo ha merecido la pena y, además, me llevo unos cuantos selfies con disparador automático.
Al llegar al hostal el día se traduce en felicidad y cansancio. Para rematar la estancia cocino con Mum, que me enseña a preparar el típico plato tailandés de patata con curry amarillo. ¡Riquísimo!
Después viene lo demás: despedidas, buenos deseos y hasta prontos a unas personitas que, durante unos días, hicieron sentir que una nunca está sola en el camino.
Presupuesto diario
Cama en habitación compartida= 120 baths/día
Entrada a templos = 50 baths (2)
Comida callejera= 55 baths (2)
Alquiler de bicicleta= 40 baths/día
Hola prisxd, he pasado unos dias en bangkok y ya estoy deseando salir de la ciudad, mañana me dirijo a Ayutthaya. He estado siguiendo tu blog, felicidades por el buen trabajo. Recuerdas el nombre del hostal de "mum"? Tiene muy buena pinta, muchas gracias!!!
Llego tarde Ivan! Lo siento!
Lo pongo en el hilo por si acaso a alguien todavía le viene bien. El hostal de Mum en Ayutthaya se llama Ayutthaya Hostel, está en la calle Soi 2 th nareasuan, muy muy cerquita de la estación de autobuses del pueblo, a la izquierda (hay otra estación en la carretera de las afueras desde donde se toman los autobuses para ir a Sukhotai desde Ayutthaya). Un saludo
Dejo el link de google maps https://www.google.es/maps/place/Ayutthaya+Guest+House/@14.3611603,100.5768177,19z/data=!3m1!4b1!4m2!3m1!1s0x30e275b2f28ab80d:0x5e956827791c6473
[…] Sinceramente, creo que la mayor parte de la magia de Angkor se encuentra pedaleando. Como hice en Ayutthaya, o en Sukhothai. Ver los toros desde la barrera, y a lo burgués, no es lo […]
[…] Tanto mi amigo tailandés de Ayutthaya como mi nueva amiga belga me hablaron maravillas de aquel pequeño pueblo rodeado de montañas. “Si tienes tiempo, tienes que ir a Mae Hong Son” “es precioso”. El tiempo lo tenía, y las ganas también. Estaba emocionada por lo que sería mi siguiente visita: un lugar bonito, auténtico, y sin contaminar por cientos de turistas. El plan me gustaba. Sonaba bien. Tras unas cuantas horas de autobús, con unas vistas maravillosas a las que me empezaba a acostumbrar viajando por el norte de Tailandia, llegué a la estación de autobús. Una vez en Mae Hong Son, y rechazando unos cuantos tuc-tucs, me cargué la mochila al hombro y comencé a andar. El centro de la ciudad, el lago, y todos los hostales no estaban a más de 2 kilómetros de allí, y, al principio, me pareció buena idea. El sol apretaba y el camino se hizo pesado, pero la realidad es que era una distancia muy realizable, y a unos metros de llegar a la zona una señorita en moto ya me ofrecía un hostal en el que poder quedarme. […]
Besos guapa!!!! me encanta leerte.
Y ver esas fotos, que son preciosas. Se nota que vas aprendiendo a usar tu camara....
Gracias Katia!!! Has visto? Poco a poco le voy cogiendo el punto a la cámara... 🙂
alaaaaaaaaa!!!!!!!!!!! que bien lo pasasssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!! te seguimos desde la distancia.....Disfruta mucho Guapa. y sigue contandonos
GRACIAS Raquel! En ello estoy... !!! Os sigo contando... 🙂