Encontré Creta en invierno, en su temporada más baja, más fría y más lluviosa. Los cretenses (que no cretinos) se disculpaban ante las gotas de lluvia que caían, no sin constancia, en los días que estuve allí, hablaban de días más cálidos y se excusaban ante un sistema de transporte reducido considerablemente ante la ausencia de turistas en masa. Encontré Creta en sus días más bajos, cuando era imposible hacer nada, y, sin embargo, yo encontré todo en esa Creta en invierno que me arropaba.

Aquí escribo cosas subjetivas que hacer en Creta en invierno basadas en mi propia experiencia no viajera, esta vez, a no seguir al pie de la letra.
Cosas subjetivas que hacer en Creta en invierno
Lleguen a la Chanea en barco
Tomen un ferry a las 9 de la noche desde el Pireo de Atenas con dirección a Creta. Elijan por persona tres asientos en línea de la cubierta (porque no están para pagar un camarote privado con cama) y diseñen su propia cama con toda la ropa que tienen. Una vez hecho esto, pónganse la chaqueta y salgan a la cubierta para ver zarpar el ferry. Disfruten de la vista del acrópolis iluminado y una vez en el interior de la espesura del mar, vuelvan al interior, paseen por la cafetería, el bar o la sala de juegos.
Una vez sientan que es el momento, vuelvan a su cama improvisada y observen la fauna autóctona de los ferrys nocturnos hasta que su cuerpo, y la incómoda música con anuncios, decida que es momento de dormir.
A partir de las seis y media de la mañana vuelvan a salir a cubierta y disfruten del amanecer, de las primeras vistas de Creta en invierno y de la calma de un barco dormido surcando el Egeo.

Paseen por la ciudad y vean el atardecer
Visiten La Chanea, Xania o Chania (tómense su tiempo para decidir cuál de todos sus nombres es el que quieren usar). Caminen alrededor de su muralla, a lo largo de su puerto y echen unas fotos a su hermoso faro veneciano. Piérdase en sus estrechas calles llenas de pequeños bares llenos de locales y de algunos comercios cerrados debidos a la temporada baja. Visiten la iglesia, la mezquita y entren en el mercado, donde pueden comer cosas tradicionales a buen precio (pregunten antes).
Continúen caminando por la costa hasta encontrar otra tanda de cafeterías y bares pero vuelvan para el atardecer a la zona del puerto. Cualquier lugar elegido será un éxito aunque recomiendo fervientemente mirar en dirección a la puesta de sol dejando frente a ustedes el faro.

Elijan su hogar en Xania y no lo abandonen
A menudo los viajeros se mueven con prisa. No los culpo, es probable que tengan otros lugares que visitar (por esa manía del mundo de ser tan grande y tener lugares maravillosos) o tengan (por esa manía de las personas) un lugar al que volver. Por esa razón, tengan cuidado si su plan es dejar la isla, ya que Creta en invierno y especialmente Xania (pronúnciese "Jañiá") pueden ser muy persuasivas.
Caigan por suerte en un lugar, como yo caí en Cocoon hostel, y quédense por elección.

Ofrézcanle un té a la recepcionista y ella responderá con pequeños dulces típicos de Creta (como comprenderán, no puedo asegurar que esto sucederá así siempre).
Háganse amigas.

Dejen Xania, visiten otros lugares y confirmen que quieren volver a Xania
Visiten otros lugares de Creta en invierno. Vayan a Rethymno, Plakias, Preveli Beach y otros lugares maravillosos de Creta, pero terminen volviendo a Xania por alguna razón que no sepan explicar.

Olvídense del resto de Creta. Es seguro que todavía haya lugares únicos por descubrir en el resto de la isla pero ¿a quién le importa? ¡Están en Xania y es hermoso!

Elijan su playa favorita y báñense en el mar en invierno
Elijan su playa favorita, aquella ventosa y con piedras para la cual hay que cruzar un pequeño río y caminar tres kilómetros, pero nudista y tan solitaria que les permita sentirse en paz absoluta.
Lean, escriban, pinten o estírense. Hagan yoga, mediten o no hagan nada. Respiren el sol de esa Creta en invierno y siéntanse afortunados mientras piensan en el frío que deben estar pasando sus amigos en otros lugares del mundo. Cuando tengan el calor suficiente, aunque como profesional en esto recomiendo el momento de la llegada, aventúrense a meterse en el agua, que todavía mantiene una temperatura adecuada.

Si su timidez lo permite, naden desnudos, chapoteen, griten bajo el agua y hagan el pino. Disfruten de la maravilla que es bañarse en el mar en un invierno europeo.
Hagan una excursión a los monasterios del cabo
Láncense a la aventura, tomen el autobús hasta el aeropuerto e intenten llegar a pie o en autostop hasta el monasterio Agia Triada Tzagaroli.
Equivóquense de camino, salten una valla y después, si tienen suerte, sean levantados por uno de los monjes que en el poco inglés que maneja os invitará a pasar gratuitamente al monasterio.

Desde ese monasterio caminen de nuevo los cuatro kilómetros hasta el siguiente monasterio a través de una garganta pero no pierdan la oportunidad de hacer dedo al primer coche (y quizás el único) que circule en esa carretera, pues desde allí tendrán otros tres kilómetros por un camino de piedra hasta varios antiguos monasterios que alrededor del 1600 se encontraban en el interior de cuevas. Si se atreven, en el Monasterio Katholiko de St John pueden introducirse en una oscuridad absoluta ¡pero no olviden de agarrar la cuerda con la que encontrar la salida!


En ningún caso se preocupen si se sienten observados, pues no será nada diferente a las decenas de cabras que pastan entre las rocas. Disfruten de toda la compañía que ellas estén dispuestas a ofrecerles.

Pierda el ferry de vuelta a Atenas
Olvídense de sus planes, repítanse que volverán a visitar el resto de Grecia en otra ocasión y alarguen su estancia en Creta.
No se arrepentirán.


Coman como si no hubiesen comido en meses
Quizás crean que saben mucho sobre la comida griega, pero sepan que en Creta tienen su propia gastronomía. Olvídense del presupuesto, de las palabras "estoy llena" o "no puedo más" y acepten todo lo que los cretenses les ofrezcan. Todo estará delicioso aunque absténganse los veganos, que sí podrán disfrutar del excelente aceite de oliva. No dejen la isla sin probar el particular (y exquisito) queso mizithra, los dakos, la carne a "la antikristo", la staka y, como están viajando en Creta en invierno, los tradicionales postres navideños a base de miel y almendra llamados Melomacarona. No los llamen melomacaroni si no quieren que los cretenses rompan a reír (ya que los estará llamando macarrones con miel).





Aprovechen a hacer lo que siempre quisieron hacer
Aprovechen la calma, las lluvias de Creta en invierno y la buena vibra de Xania para hacer cosas que siempre tuvieron pendientes o que no se atrevieron. Aprendan a tocar la guitarra, dibujen, pinten, canten o salgan a correr. Encuentren la libertad en los pequeños placeres.

Elijan el día más inestable y visiten alguna de las playas más famosas de Creta: Elafonisi, Balos o Stavros.
No sean cretenses y no teman el cielo encapotado. Salgan a pesar de los avisos de lluvia, pues las sorpresas y las historias están siempre después de lo inesperado.

No desesperen con el transporte público que ofrece Creta en invierno. Tengan en cuenta que la playa de Stavros es fácilmente alcanzable con autobús desde Xania (hay unos cuatro autobuses al día) mientras que las otras dos playas, aunque alcanzables con transporte público, necesitarán algo más de planificación.
Convenzan a su amiga cretense para ir a recorrer la parte oeste de la isla. Si no han tenido la suerte de conocer a una local, y si son más de dos, pese a ir en contra de mi forma de viaje, alquilen un coche pues les sadrá más barato y tendrán mucha más libertad de movimiento.


Sorpréndanse con la calma de las playas de Creta en invierno, con las vistas, el color del mar o la arena rosa. No se preocupen si llueve, hace viento o frío, la felicidad de tener una playa que suele estar abarrotada para una misma no tiene precio. Si conducen en un día lluvioso preparen alguna de sus oraciones favoritas, ya que los desprendimientos de piedra son comunes en las carreteras comarcales que obligatoriamente habrá que cruzar para llegar hasta ellas



Vayan a una fiesta griega
Da igual de qué tipo de fiesta griega se trate, digan que sí. Da igual que sea una boda, una despedida o el cumpleaños de un sobrino. Digan que sí porque seguro que habrá muchísima comida que degustar, gritos, música, risas y algún que otro juego.
Quizás son de las que las películas marcaron su idea sobre Grecia y me siento en la obligación de avisarles de que lo de romper platos quedó más en folclore que en realidad pero, también le digo que si usted repite y repite su felicidad hacia que aquello ocurra, es muy probable que algún griego termine por tirar un plato sólo por hacerles felices.
Si la fiesta no es de cumpleaños y es algo más grande como un casamiento, quizás tenga la suerte de ver cómo los cretenses lanzas disparos al aire.
Ah! Y no tomen fotos porque ¿quién quiere luego fotos de una experiencia especial y única?
Reciban la Navidad si están en Creta en invierno
La Navidad llega a Creta en invierno a pesar de que no llegue el frío al que muchos están acostumbrados, y con ella los melomacarona (de los que ya hemos hablado). Pero los melomacarona no son lo único característico de estas fechas en Creta. Sorpréndanse con los grandes barcos que adornan las mesas, calles y restaurantes, antigua tradición de la isla, poco a poco olvidada por los numerosos pesebres y árboles. Jueguen a encontrarlos.

Digan Ela, Efjaristó y Kalá continuamente
Utilicen todas las palabras de griego que conozcan para diversión de los griegos. Responderán con una sonrisa, alguna palmada y un Braaavo de a estirada.
Si todavía no conoce ninguna palabra, aprenda a decir gracias aunque parezca difícil, Efjaristó, repita kalá varias veces, estará diciendo bueno, y diviértase (como ellos) utilizando Ela en cualquier ocasión (la traducción literal es "venga/vamos" pero si escucha atentamente verá cuántas y en diversas situaciones lo utilizan).
Despídanse de Creta en invierno con un Hasta luego
La vida sigue, llegan navidades, y es probable que tengan que volver a sus respectivas casas. Despídanse de Creta, permítanse sentirse tristes e incluso derramar alguna lágrima y abracen a sus amigas. Dejen la isla, pero no sin antes prometer que volverán a visitar Creta en invierno.

Por último, consigan que el capitán del ferry les invite a cenar
Las cosas bizarras ocurren cuando menos se esperan, así que no fuercen los acontecimientos, pero si por casualidad conocen al capitán del ferry y éste les invita a cenar en su camarote digan que sí.
Les prometo que es una historia que siempre contarán en las cenas de Navidad.

Hola Patricia cuanto me ha emocionado leer tu blog.. junto con mi esposo quisiéramos viajar en el mes de enero segunda semana a Grecia hemos pensado unos días en Atenas y todavía me estoy decidiendo porque isla conocer... Lo que sí estoy convencida es que queremos mucha historia mucha cultura y el encuentro con su gente en medio de la tranquilidad y lejos del bullicio del turismo y creo que tú bloque nos ayudará a lograr nuestro propósito