Nadie dijo que dejarlo todo fuese fácil. Irse suena bien, dejarlo TODO parece la parte complicada. Y es que la sensación de recogimiento interior cuando llega la hora de decir adiós es más intensa de lo que yo podía llegar a pensar. Treintaycuatro horas después (llenas de transportes, esperas y nervios) llegas a Bangkok, una ciudad tan inmensa que, de tenerlas apaciguadas, activa tus dudas, miedos y demás agonías en un solo vistazo. Una sensación que, por suerte, sólo dura hasta el momento en el que duermes las horas retrasadas.
Así fue cómo realmente ocurrió.
DEJARLO TODO Y LLEGAR A BANGKOK
El corazón palpita más rápido que nunca cuando tomas el primer vehículo que te acercará a tu próximo destino. Es el primer momento donde surgen las dudas ¿lo estaré haciendo bien? ¿estaré haciendo lo correcto? Preguntas y nervios que crecen al tomar el segundo transporte ¿cómo será todo a mi vuelta? El cansancio, la llegada de la noche y la espera del aeropuerto calman los nervios. Al fin y al cabo, un viaje no es para tanto. Lo he hecho muchas otras veces. Vuelas por fin . ¿Y si el transbordo en Estocolmo no resulta bien? ¿Y si me ponen pegas? Entonces llega el vuelo de casi 11 horas. El sueño gana, al fin, la partida y caes rendida ocultando tus ojos tras un antifaz. Un sonido de cabina, es el piloto, que dice que una horita estamos allá. ¡En Bangkok! ¿y si tengo problemas con el pasaporte? ¿o con el visado? ¿y si no me entiendo? ¡Quizás no sé ni llegar al hostel! ¿Y mi inglés? ¿Dónde queda mi inglés?
Pero entonces paro a respirar. Hagámoslo a mi forma, le digo al corazón, que no es por fardar, pero casi siempre ha funcionado bien. Un camino siempre lo ha formado el poner un pies tras el otro. Así que comienza. Primero uno y despues el otro. Y así.
Tomé mi tiempo. El aeropuerto es demasiado grande como para andar con prisas, y lo mejor de todo, ¡es que no tengo ninguna! De inmigración pasé al hall, del hall a la espera del tren que me llevaría a la ciudad, y de la estación de tren... cogí un taxi. Lo que, curiosamente, fue lo más complicado hasta el momento. Como bien avisan otros blogs, libros y demás personas que hayan estado en Tailandia, es importante pedir al taxista que encienda el taxímetro. Así lo hice y el señor, sonriendo (como no podía ser de otra forma), afirmó. Parecía ser que estaba de acuerdo. Pero recapacitó y empezó a comentarme que justamente cerca de mi calle había habido alguna revuelta, y que por ese motivo debería dar más vuelta por lo que el taxímetro no me saldría rentable, aunque él, muy amablemente, y casi como un favor, me acercaría por 300 Baths. 300 baths es algo así como 7 euros, que no es mucho, pero yo sabía que la carrera debía rondar los 65 Baths, algo menos de dos euros. Rechazando su oferta busqué otro taxi que me acercara con taxímetro, una carrera que, sin calle cortada por revueltas a la vista, salió por 60 Baths.
Una vez en el hostel, todavía preguntándome qué hacía yo allí, y sin poder hacer el check-in me cambié de ropa, dejé mi mochila y fui a dar mi primera ruta por los alrededores: en busca de la famosa calle Khao San Road.
Khao San Road: La calle más famosa de Bangkok
Parece ser que la calle Khao San, meca y gueto mochilero en Bangkok, comenzó siendo una calle donde se comerciaba con arroz. En ella abrieron un hostal con alojamiento barato... y eso fue un boom. Ahora ya no sólo la calle, si no la zona, está repleta de mochileros que buscan pasar un buen rato por un precio pequeño y ponerse hasta arriba de comprar y de cervezas (a precios escandalosamente caros para tratarse de Tailandia) y que, sin duda, bien merece una visita.
La calle, repleta de carteles anexionados a las casas, está plagada de hostales, bares, tiendas y personajes que te ofrecen aquello que tienen como buenamente pueden. Todo se vende y todo se compra. El turista se convierte en un billete con patas al que todo le parece bonito, barato y apetecible. Pantalones puro estilo tai por 7 euros, camisetas por un euro, zumos naturales hechos en el momento por 50 céntimos y la última moda en bares con estilo. Perdiéndote, un poco más, por las callejuelas que rodean Khao San Road podrás dar clases de boxeo, hacerte un traje a medida por muy poco dinero o comer insectos de lo más exóticos (de la variedad: Turista ávido de emociones nuevas).
Y volver al hostal. Deseando una ducha, dormir en tu cama... porque incluso empiezas a estar de mal humor ¿qué haré aquí? si yo no quiero insectos pinchados en palillos. Y es entonces cuando duermes, y al despertar todo es menos malo y menos feo... Y empiezas a disfrutar, curiosamente, de ese caos ordenado que te ofrece Bangkok.
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[…] Europa y que todo esto es diferente. Recuerda Bangkok, me decía, también te sentías así cuando llegaste por primera vez. Será su fama, que no me deja sentir la […]
[…] Si es la primera vez que vas a viajar sola te recomendaría un país con una cultura similar a la tuya. Es mucho más fácil viajar a un país donde comprenderás porqué la gente hace ciertas cosas, evitando así un choque cultural que pueda llegar a bloquearte. Aunque yo había viajado mucho acompañada y ya había estado en Asia (había estado en China), llegar a Bangkok fue todo un choque… (¿Has leído “Dejarlo todo y llegar…a Bangkok“?) […]
[…] En internet hay muchísima información y, seguramente, desde el lugar donde hayas hecho la reserva tienes un mapa o una explicación sobre cómo llegar hasta el hostal. Busca la forma más sencilla, y, si no te sientes cómoda en la ciudad, toma un taxi. Todas queremos ser una supermujer mochilera nada más aterrizar pero, ey, es tu primera vez viajando sola. No pasa nada por tomar un taxi. Eso sí, infórmate por internet cómo funciona para que no te engañen. En Tailandia, por ejemplo, SIEMPRE hay que pedir que enciendan el taxímetro. Yo tomé un taxi al llegar a Bangkok (pincha aquí si quieres saber cómo fue para mí llegar a destino...) […]
Hola querida... Me asaltó una duda, en qué idioma o cómo le solicitaste al conductor del taxi que encendiera el taxímetro?? Jajajaja.. Viajo en dos semanas más y el tema idioma me tiene aterrada!! Un abrazo goooordo! Saludos desde Chile. Isa.
Hola IHL,
En inglés! "Taximeter, please" debería ser suficiente.
Un abrazo,
Patricia
[…] Nada más poner un pie en Bangkok me inicié en eso de viajar sola, por supuesto había tomado vuelos en solitario, había llegado a grandes ciudades en las que no conocía a nadie y me había tocado desenvolverme en solitario. Sin embargo, en esta ocasión, el sentimiento era totalmente diferente; 10 kilos en mi espalda, tres noches de hostal y un viaje más que indefinido. Si bien es verdad que no era mi primera experiencia en Asia, sí lo era en solitario y sí sin una fecha de vuelta. Y sí, como me quedó claro en el mismo momento que bajé del metro para tomar un taxi, fue una primera vez bastante dura. […]
esto se pone interesante!! me has hecho recordar mi primera vez...muchos besos y disfruta a tope de la experiencia!!!
Laia
Jajajaja. Laia!! Me alegro de que te haya recordado a tu primera vez en Bangkok...así se que no soy la única que tuvo esa sensación! jajaja. Lla verdad es que con todo el mundo con el que he hablado dice algo parecido! Sobre todo si es tu primera vez en asia... jajaja. Pero para el segundo día ya empiezas a sentirte bien entre tanto jaleo. jajja
Un besitooo!