El porqué somos el sexo débil, y porqué me lo pregunto... si es tan sencillo como mirarnos, ver cómo nuestros ojos se empapan de lágrimas cuando hablamos de sentimientos, como nuestro cuerpo tiembla al pensar en amor, y nuestra mente corre, a menudo, más rápido que nuestras piernas. Pero lo que todavía no consigo explicarme es cómo parece que nadie, todavía, ha entendido que es eso justamente lo que nos convierte en las más fuertes.
Son las cinco, el sol apenas ha salido, y ella ya se mueve deprisa de un lado al otro. Son muchas cosas las que tiene que hacer, y ha dormido demasiado. Pronto ellos vendrán a tomar café y todo debe estar preparado.
Un poco más tarde, en un lugar no muy lejano, ella rema sobre su barca. Despacio. Sin pausa. Su gorro está maltratado por el sol, por la lluvia y por el viento. Por los años. Igual que su cara.
Tras dos fogones, a más de treinta grados, ella prepara comida para todos los que allí esperamos. Cae el calor, sudamos y nos quejamos a regañadientes. Pero parece que tras los fogones no hay sufrimiento. Son tantos los años de trabajo, que nada parece cansarle. Sudada, cansada y acalorada llega mi turno, y su sonrisa inicial da paso a la curiosidad, al brillo en los ojos. Y conozco esa mirada, esa sonrisa. Y pregunta entonces, sin miedo, sin vergüenza, si aquello que ve es todo lo que hay para ver.
You? Only you? Alone?
Parece que el poco inglés que maneja es suficiente para calmar su curiosidad más profunda. Y mira con esperanza, como si, en el fondo, esperase que un chico, alto y fuerte (o quizás no, quizás le bastase con uno pequeño, delgadito), apareciese de pronto detrás de la silla. Al responderle que sí con una sonrisa y ojos brillantes, se refleja en su cara el mismo gesto que podría ver si hubiese contestado entre llanto y sollozos. Sorpresa, decepción, pero sobretodo, miedo. Y me mira de nuevo, sin poder entender qué hace una chica como yo en un lugar como ese. Y me veo valiente, en sus ojos, que me miran de arriba a abajo una y otra vez. Y de pronto mis sentimientos se mezclan, se nublan, se enfrentan, como cada vez que siento que algo no tiene sentido.
Y la miro. Esta vez la curiosa soy yo. Y me pregunto quién le habrá hablado tantas veces de su debilidad para que terminase creyéndosela.
Y me siento empequeñecer, a su lado, al lado de todas aquellas, que un día se sorprendieron de verme sola, pero que no se atrevieron a mirarse a sí mismas. A sus manos, a sus brazos, que se levantan y luchan cada día, solos contra el mundo, con la única finalidad de salir, y sobre todo sacar a los suyos, adelante.
Y pienso en ellas, como si mi misión fuese recordarles que son fuertes, luchadoras, y que ellas también, solas, vencen cada día todos sus fantasmas.
Porque las valientes son todas ellas.
Ella, que retomando su postura vertical al paso de mi bici por el camino, saluda sonriendo desde el interior del campo de arroz en el que trabaja desde hace ya unas horas mientras su bebé, de apenas unos meses, duerme pegado a su espalda.
O ella, que trabaja tras un mostrador de nueve de la mañana a once de la noche los siete días de la semana. O aquella, que carga más de 50 kilos sobre sus hombros sin borrar su sonrisa y vigila que su niño de unos dos años cruce la carretera en el momento adecuado.
Todas aquellas que no tienen tiempo ni para tomarse un café, ni para aprender inglés. A aquellas que un día, a pesar de ser las más fuertes y las más valientes, les hicieron creer que eran el sexo débil. Y se lo creyeron.
sexo débil? una mujer que saca adelante a su familia ,cuida su hogar y trabaja 8 horas fuera de su casa ..se le puede llamar débil?..pues que venga el sexo fuerte y me lo explique porque no lo entiendo
muy chulo!!!!!!!!!!!!!!!
Un texto genial, Patricia, las mujeres somos las que hacemos avanzar el mundo y que funcione, y lo hacemos con lo que tenemos al alcance de nuestras manos.
Las fotos de tus "heroínas" son maravillosas, porque has mirado con el corazón y encuadrado con mimo.
Un beso,
Genial las fotos patriii!!!! Me encantan!!! El sexo débil no existe!!! Son los padres!! jajaja Cuídate mucho!!!!
Patri yo hace tiempo que pienso que el sexo débil es el hombre. La mujer ha demostrado a lo largo de la historia que es el sexo fuerte, no en lo físico pero si en lo mental, por su determinación a la hora de trabajar, de sacar adelante la familia, de poner paz y tranquilidad donde hay zozobra y en fín por la lucha diaria. Lo que has escrito lo describe a la perfección y encima lo has redactado fantásticamente.
tienes razón Patricia, que valientes son y no lo saben....