Suiza es famosa por sus navajas, su chocolate, su queso, sus bancos, sus relojes e incluso sus precios...Pero Suiza es mucho más. Suiza son sus paisajes, sus montañas, sus lagos y sus cascadas. Suiza es su tranquilidad, su aire fresco y su buen nivel de vida. Suiza son sus fuentes (de aguas heladas) rodeadas de casas de madera y animales que vagan libremente. Suiza son sus infraestructuras, su atención (y su buen hacer) hacia el turista. Suiza es Zürich. Suiza son los Alpes o el valle de Emmental. Suiza es su capital, Berna.

Suiza es Suiza.

Maravillosa, sorprendente. Pequeña (todavía un poquito más pequeña que Extremadura), pero grande. Grande en belleza y diversidad. Tan pronto estás sumergido en la soledad y la magia de los Alpes, como tras un centenar de kilómetros te plantas en una de las ciudades más cosmopolitas y modernas de Europa.

Y a pesar de haberme gustado (casi) al completo, no tengo dudas. Sé, con claridad, que es lo que más me gustó. Y no es la libertad ni la frescura de los Alpes, que nos dieron una pequeña tregua contra el calor acumulado de días pasados. Tampoco la capital, Berna, como sacada de un cuento y tranquila como el mayor de los pueblos.... Ni siquiera Emmental, el famoso valle del queso que sorprende con sus prados perfectamente cuidados. Sin duda me decanto por Zürich. "¿Por cuál si no te ibas a decantar tú, una enamorada de Berlín?" podríais preguntaros con rintintín. Pues sí, quizás sea por eso. Confieso que vi en Zürich rasgos de mi querida ciudad, pero vi algo más. Vi una ciudad financiera, donde los hombres visten de traje y las mujeres con ropas elegantes (quizás como siempre me había imaginado Zürich). Pero vi además una ciudad relajada, donde los jóvenes(y no tan jóvenes) cenan a la orilla del río, al lado del restaurante más caro y más de moda de la ciudad, comida precocinada. Acompañados de vino o champagne, eso sí.

Sí, soy previsible. Vi esa bohemia, ese nomeimportanada que necesito ver en una ciudad para que me guste. Y en el momento que pensaba esto, dos chicos haciendo acrobacias se tiraron al lago desde el puente justo a mi lado.

Así es Zürich. Una ciudad diversa y multilingüe donde, al igual que en el resto del país, los cuatro idiomas (alemán, francés, italiano y romance) conviven tranquilamente. De la misma forma que el ajetreado banquero de traje impoluto comparte piso con el estudiante universitario de rastas y pantalones rotos.

Aquel que todavía dude su próximo destino, que deje de pensarlo.

Suiza es y será un destino inevitable. Eso sí, no olvides tu cartera*

*Suiza es cara. Muy cara. (su sueldo medio alcanza los 3000-4000 francos suizos). Con una cartera normal no se puede comer cada día de restaurante, sin embargo, y si no quereis morir en el intento, hay otras formas de comer. Hay una cadena de supermercados, COOP, donde hay una amplia variedad de comida ya cocinada al peso (y de muy buena calidad) a precios adsequibles y ya con su tupper y tenedor. Una forma de probar algo de la comida suiza, pero sin dejarte el bolsillo.