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Mi primera vez viendo Los pilares caminantes de Tarragona

Cada pueblo, cada ciudad y cada región tiene sus tradiciones. Hoy quiero contaros mi primera experiencia al ver una tradición que me encantó: los pilares caminantes de Tarragona, els pilars caminants.

Hace dos fines de semana me escapé a mi segunda ciudad. Esa ciudad donde tanto reí, donde tanto aprendí (aunque no siempre entre las cuatro paredes de la universidad) y donde tantos, y tan buenos, amigos conocí.

Tarragona.

La ciudad romana donde cada derribo puede alargarse durante años, ya que su suelo esconde como auténticos tesoros antiguas ruinas de los tiempos del César, la ciudad donde el sol brilla casi cada día, la ciudad de la cuesta continua y su Balcón del Mediterráneo con vistas al mar, su animadísima plaça de la Font  y sus fiestas, sus castells, y sus pilares caminantes.

Por eso escribo hoy. Porque quería compartir mi experiencia de los pilares caminantes con todos vosotros.  Porque a pesar de mis 4 años vividos en Tarragona tuvo que ser en una escapada, de apenas dos días, cuando disfruté, por primera vez, del espectáculo.

Supongo que todo el mundo ha escuchado o ha leído hablar alguna vez sobre los castells* catalanes, torres humanas de varios pisos que arrastran más de 200 años de tradición. Los encargados de llevarlos a cabo son los castellers, personas que se preparan y reúnen en colles castelleres.

En Tarragona existen cuatro colles castelleres: els Xiquets de Tarragona, la Colla Jove Xiquets de Tarragona, els Xiquets del Serrallo i els Castellers de Sant Pere i Sant Pau. Pero estas colles castelleres no sólo hacen imponentes castells si no que otra de sus habilidades son els pilars caminants**. Un pilar caminant es un pilar de cuatro personas, que será levantado frente a la catedral, subirá y bajará las escaleras que conducen hasta ésta y descenderá por la bajada de la Misericordia hasta la plaça de la Font y, una vez allá, la cruzará hasta llegar al ayuntamiento. El recorrido, de aproximadamente 500 metros, deberá ser recorrido por el pilar sin que éste se desmorone.

Y allí estaba yo, en la Plaça de la Font, sin saber nada de los pilars caminants, con mi mochila al hombro, rodeada de gente expectante. De pronto, la gente se mueve, murmura y mira hacia el lado opuesto al ayuntamiento.

"Ja estàn aquí", "Ja venen" escucho una y otra vez.

Siguiendo el orden de antiguedad, los primeros en aparecer son els Xiquets de Tarragona. Entre la multitud aparece el pilar que, decidido, deja la baixada de la Misericordia y entra en la plaza. La gente comienza a aplaudir, contenta. Los primeros castellers, agarrados a una faja castellera negra, llegan a mi altura y comienzan a hacer paso entre la gente para que el pilar pueda pasar.

Me doy cuenta de que estoy nerviosa.

El niño, llamado enxaneta, corona el pilar tieso como una vela.

Una vez llegan al ayuntamiento suben las tres escaleras, giran sobre sí mismos y...¡Esta tensión no acaba nunca!

"Vine cap aquí" me dice una amiga.

Ahora, situándome en el centro de la plaza, ya puedo ver la última maniobra. Desde el balcón del ayuntamiento lanzan la faja negra que antes los castellers llevaban en sus manos. El enxaneta la recoge, se la pone entre las piernas y la faja es recogida de nuevo y, con ella, el pequeño.

Por fin puedo volver a respirar. La plaza estalla en aplausos y gritos de júbilo.

Pero, tranquilos, que aún quedan las otras tres colles.

La colla Jove  alcanza su meta a un paso que a mí me pareció rapidísimo, mientras que el enxaneta del Serrallo, no sé si por miedo o por cansancio, descendió por el pilar en vez de subir hasta el balcón.

La nota más triste vino por parte de els Castellers de San Pere y San Pau, quienes entraron con paso dubitativo y tembloroso en la plaza mientras la gente gritaba ánimos y aplaudía con fuerza. A la altura de la fuente parece que caen, pero el aixecador*** parece mantener la calma. El cansancio y la inseguridad se palpa en el pilar que tiembla a cada paso. La gente no se cansa y grita también con cada paso, ya están a pocos metros y lo peor ha quedado atrás. Sin embargo, al llegar a mi altura, el pilar tiembla, el aixecador (aixecadora en este caso) hace un gesto de negación y el pilar se desmorona. Todo el mundo aplaude, menos la chica que llora amargamente. Sus lágrimas casi hacen que salten las mías. La tensión y la emoción retenida sale ahora en forma de aplausos del público. El enxaneta sube al ayuntamiento (esta vez por las escaleras internas) y, como los tres anteriores, recibe el bien merecido aplauso final.

*Castillos
**pilares andantes
***"levantador": penúltima persona (y la más pequeña tras el enxaneta) en el castillo

2016-10-25T16:15:53+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

One Comment

  1. Anonymous at 20:08 - Reply

    bonita entrada ...se me ha escapado una lagrima ..he estado entension hasta que he acabado de leerlo un beso

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