¿Un templo budista en Huesca? Recogido entre montañas y sobre un manto de nubes, en un entorno envidiable, el templo budista de Shang Kagyu se encuentra en Panillo, a unos 10 kilómetros de Graus.
Una visita imperdible si estás por la zona.
Al norte de la provincia de Huesca, a 9 kilómetros de Graus y pasado el pueblo de Panillo, se encuentra el templo Dag Shang Kagyü, un templo budista que pertenece a la rama del budismo tibetano.
Conforme vamos avanzando en la carretera, las nubes que hasta hace poco cegaban nuestro camino quedan por debajo de nosotros, y una vez pasado Panillo ya observamos en la distancia lo que será el templo budista al que nos acercamos.
Un cartel nos da la bienvenida, mientras a la izquierda, un buda multicolor descansa placidamente entre las rocas rodeado por banderines de colores.
El silencio, sólo interrumpido por el movimiento de los banderines, es el protagonista.
Desde que hemos comenzado el viaje, el templo no ha sido señalizado ni una sola vez y, conforme vamos avanzando con el coche, la sensación de estar entrando en una casa ajena, de hacer algo prohibido, se apodera un poco de nosotros. Conducimos con cuidado, como si alguien estuviese durmiendo cerca y no quisieramos despertarle, y siguiendo las dos únicas señalizaciones que encontramos llegamos a un parking. Atrás hemos dejado dos caminos de acceso restringido para los visitantes, y aunque en ningún momento encontramos nada físico que nos impida el paso, decidimos ser buenos y respetar las normas.
Zona restringida para los visitantes
El lugar es idílico. Las montañas envuelven la zona y las nubes hacen de alfombra sobre el resto del mundo. Entramos por lo que parece ser la entrada. Un arco multicolor nos abre el camino guiado con banderines de colores hacia el templo.
Impera el silencia, roto únicamente por el "aletear" de las banderas y banderines.
Estamos solos, a excepción de un señor que trabaja en un nuevo edificio. Guiados por la curiosidad llegamos hasta lo que parece ser el templo y tras sopesar las posibilidades y leer la información de la puerta; apagamos nuestros móviles, nos quitamos el calzado y decidimos entrar.
En el interior, dos señoras organizan las actividades y la limpieza del templo. El templo budista es pequeño y muy colorido. Nadie más está dentro, por lo que me permiten disparar unas fotos , y deambular por el templo.
Una vez afuera, nos acercamos a la Estupa. La Estupa representa la apertura de las puertas hacia las enseñanzas. Es de base cuadrada y de varios niveles, símbolo de las diez virtudes.
A través de unas escaleras llegamos hasta una cúpula, o "bumpa", símbolo de las siete ramas del despertar. Sobre la cúpula se erige una columna de trece anillos que simbolizan los diez poderes y las tres atenciones esenciales de un Buda. Se corona con una sombrilla, sobre la cual se representan el sol y la luna, símbolos de la eliminación de los sufrimientos y el resplandor de las miles de luces de la compasión. En la cima se coloca una joya o "norbu" que representa la realización de todos los deseos.
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Arriba, y según explica un cartel informativo, giramos alrededor de la Estupa en el sentido de las agujas del reloj, dejándola siempre a nuestra derecha. Mientras damos la vuelta a la Estupa, giramos los molinillos de oración (también hacia la derecha), que contienen en su interior miles de mantras que simbolizan el sonido del amor y de la compasión. Realizamos así una plegaria de buenos deseos para todos nuestros seres queridos.
Y, gracias al silencio, al sonido de los molinillos y banderines, te dejas llevar alrededor de la Estupa, pero tu mente vuela ya lejos de allí.
Foto de la Estupa tomada desde la cúpula
Es posible entrar en el interior de la Estupa, también descalzo, donde te espera un templo, mucho más pequeño e íntimo que el anterior, donde poder quedarte a divagar.
Visitar el templo busdista en Huesca es una experiencia interesante, llena de paz y tranquilidad, para los que creen y para los que no.
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