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La muralla china sin excursión organizada: cómo llegar a Jinshanling

Desde el momento que decidí que viajaría a China, allá por el mes de febrero, decidí que visitaría la muralla china sin excursión organizada.  Quería disfrutar la muralla, la Gran Muralla China, en su estado más puro. Y pese a los acontecimientos... fue uno de los mejores días de mi vida.

No sabía qué tramo elegiría, ni cómo llegaría hasta allí, pero sabía que no quería grandes aglomeraciones de turistas paseando por una muralla que nada tuviese de especial (para eso ya tenía las de Port Aventura). Quería disfrutar la Muralla China en su estado más puro. Al menos, el más puro de los que pudiese conseguir....
Empecé mirando los tramos de Muralla y las diferentes posibilidades de acceso hasta ella desde Beijing. Además de saber que no quería reservar una excursión turística, por la que me cobrarían mucho dinero y me llevasen a Badaling como una turista más, sabía que no queria alquilar un coche y conducir por la caótica China... así que, como podéis imaginar, las opciones se iban reduciendo.
Encontré un blog donde explicaban perfectamente cómo llegar a Badaling desde Beijing por transporte público. Viajando en tren, y por únicamente 1'7 euros, sin mayores dificultades te plantabas en la muralla. Pero, llámame rara, la idea de visitar la zona de muralla más concurrida, totalmente reformada y con un teleférico que te sube hasta arriba no me llamaba mucho la atención. Así que deseché la idea.
Otros bloggers hablaban de la zona de Mutianyu, también reformada pero con muchos menos turistas. También con telesilla e incluso...¡un tobogán para facilitar el descenso!
De locos lo de estos chinos.
Tampoco este fue nuestro destino, y es que aunque los bloggers repitan que es un sitio poco masificado...un lugar que tiene un tobogán para bajar de él dice muchas cosas.
Nos decidimos entonces por Simatai. Llegaríamos en transporte público, utilizando después un minibus, y prometía belleza. Y fue con esa decisión donde empezó nuestra aventura.
Y es que nadie nos dijo que era el día de los muertos, que encontraríamos atasco, y que Simatai estuviese cerrada. Y entre esa suma de pequeños desastres...disfruté del que sería uno de los mejores días de mi vida.
Tomamos el metro hasta la parada Dongzhimen, donde se encuentra la estación de autobuses. Una vez en el interior, preguntando a todo aquel que nos miraba, encontramos el autobús 936 EXPRESS que nos llevaría hasta Huairou. Todo bien, entonces.
Pero nadie nos había dicho que era el día de los muertos y que, por tanto, era fiesta nacional*. Los coches, los autobuses, y las motos habían salido de los garajes y habían decidido ir ese día de visita a algún lado.
La autopista estaba saturada y nuestro autobús, parado en mitad de la nada.
Optimistas todavía, aprovechamos ese rato extra (la hora y media de viaje se convirtió fácilmente en 3 horas) para echar una cabezadita para contrarrestar el cansancio acumulado. De pronto, el autobús parado, un señor, posiblemente el conductor, nos señala y nos indica que nos levantemos. Adormecidas, seguimos al amable conductor. ¡Qué amable, qué simpático! Recordaba que íbamos a la muralla y nos indica la llegada a nuestra parada.
Eh..eh...espera.
El conductor se baja del autobús. Nosotras vamos detrás. El autobús cierra las puertas. El autobús se marcha. El autobús nos deja ahí, en un ¿área de servicio? ¿un descampado? con nuestras mochilas, solas, en mitad de la nada. ¡En mitad de la nada! Bueno...solas no. Está él, el supuesto "amable conductor".
Nos enseña un papel donde está dibujada la muralla china, nos enseña su coche, y nos dice, con su nivel de inglés, que él nos lleva y después nos trae. A un módico precio de 580 RMB, claro. ¿¡580 RMB?! Le decimos que no, que si está loco, que las guías hablan de este servicio por unos 140. Pero él no desiste. Comienza con una retaila de explicaciones sobre la subida del gasóleo, del camino hasta allá (unos 50 Km), del tiempo de espera,... Explicaciones que no nos convencen para nada. Haciendo la traducción a euros no es tanto dinero (unos 60 euros entre las dos, por la dedicación personalizada para nosotras) pero nos molesta tanto la situación que no cedemos. Y comienza la búsqueda de alternativas. Mientras una habla con él y sigue negociando, la otra se mueve por aquel descampado donde apenas hay un par de locales donde no hablan inglés.
Diez minutos después la oferta ya está en 500. Y es su última oferta. Última oferta que baja a 400. Un coche para a nuestro lado, va lleno, pero hablan inglés. Les comentamos la estrategia del señor conductor y le pedimos ayuda ¿cree que es mucho? ¿nos está engañando? Afirma sin querer ser descortés y, agradeciéndo el gesto, comenzamos a andar. No sabemos donde está el pueblo, pero llegaremos.
El señor tras indicarnos que no tenemos tiempo si queremos hacer el recorrido ( qué cab***) y viendo que nos marchamos decididas baja a 310.
Intentamos negociar los últimos 10 RMB porque, a quién queremos engañar, estamos perdidas en mitad de la nada.
Ni para él ni para nosotras, el pacto queda cerrado en 305. Unos 30 euros. El señor, que dice estar triste por el precio alcanzado, sonríe y se frota las manos. Nos informa, enseñándonos una foto con su móvil que Simatai está cerrada por reforma, pero que, sin problema, podemos ir a Jinshaling. Decimos que de acuerdo (¿qué otra cosa podemos decir?) y nos montamos en su coche, el cual es propio, dice presumiendo.
Mapa de la muralla de Jinshanling
A unos 30 Km detiene el coche, en el andén de la carretera. Sin quererlo, un nudo se me cierra en el estómago. ¿Qué quiere ahora? Sale del coche, nos dice que salgamos y señala hacia unas montañas. Con un inglés menos preparado que el de la venta del servicio, nos explica que esa zona de allí es Simatai y que, como vemos, está cerrada. No vemos nada, pero respiramos de nuevo y sonreímos por ser tan desconfiadas.
Una vez llegamos a lo que él denomina el parking 2 nos da su número y escribe su nombre. Nos indica que tardaremos unas cuatro horas en realizar el recorrido y que él, estará esperando en el parking 1 para llevarnos de vuelta al autobús. El dinero lo cobrará después del servicio, lo que, claramente, nos tranquiliza.
Nos indica la entrada y sonríe al mirar el cielo. Empieza a chispear.
     - Sigue leyendo qué pasó aquí-

* Podéis imaginaros como es una fiesta nacional en un país demás de mil trescientos millones de habitantes, cuando casi TODOS ellos tienen fiesta.

2016-01-17T18:44:46+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

2 Comments

  1. […] La lluvia molesta, y nos hace replantearnos una y otra vez el motivo de nuestro viaje hasta allí, el viaje en autobús, la negociación y la excursión en coche. Empezamos a mojarnos, pese a los chubasqueros, y todavía no hay rastro de la muralla. ¿Quizás […]

  2. […] La lluvia molesta, y nos hace replantearnos una y otra vez el motivo de nuestro viaje hasta allí, el viaje en autobús, la negociación y la excursión en coche. Empezamos a mojarnos, pese a los chubasqueros, y todavía no hay rastro de la muralla. ¿Quizás […]

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