¿Es posible luchar contra el miedo a viajar sola? Hoy explico cómo salir de ese bloqueo inicial que te dice que no, que tú no puedes viajar sola. Por eso, he escrito esta entrada con 6 consejos a seguir para luchar contra el miedo a viajar sola, porque sí, tú también puedes viajar en solitario.

Hace un año, por estas fechas, tenía un billete de avión a Bangkok para el primero de mayo. Lo había dejado todo y me iba a embarcar en mi primer viaje en solitario. Y sí, tenía miedo.

Durante esos días, mucha gente me preguntaba cómo iba a irme sola a Asia, si no me daba miedo... Finalmente, les contesté con la entrada "¿Y no te da miedo viajar sola?". Definitivamente, viajar sola no me daba miedo. Me daba pánico. En la entrada, expuse mis miedos, los analicé, y, así, llegué a la conclusión de que mis miedos eran sólo eso, miedos. Escribir esa entrada fue un buen ejercicio. Los miedos se plasmaban entonces como algo irreal, algo que todavía no había pasado y algo que no había que temer. Los miedos me mostraban las cosas para las que debía estar alerta y preparada mentalmente durante mi viaje por si un día ocurrían, pero entendí que no podía permitir que ellos me bloqueasen. No podía ser yo misma quien me bloquease a hacer algo para lo que tenía muchas ganas acumuladas.

Por eso hoy no voy a hablar de mis miedos en particular. Tampoco de los tuyos. No voy a definir qué miedos tuve yo (eso ya está bastante explicado en esa entrada). No voy a explicarte qué sucedió durante mi viaje, si me sentí sola, o si realmente encontré tantas y tan buenas personas en él.

Hoy quiero hablar de cómo luchar contra el miedo a viajar sola. Cómo salir de ese bloqueo inicial que te dice, que te grita incluso, que no, que tú no puedes viajar sola. Por eso, he escrito esta entrada con 6 consejos a seguir para luchar contra el miedo a viajar sola.

Porque sí, tú también puedes viajar en solitario.

1. Pon nombre y apellidos a tus miedos. Defínelos y conócelos.

La primera sensación cuando te planteas por primera vez viajar sola es agobiante. Quizás el primer pensamiento que te viene a la cabeza es "No. No soy capaz. Tengo miedo". Vale, de acuerdo. No pasa nada. Todas hemos pasado por eso. Pero detente un momento. Sumérgete un segundo en tu mente y observa esa sensación. ¿Qué es realmente lo que te da miedo de viajar sola? ¿Son muchas cosas?

Haz una lista de tus miedos. Escríbela. Poner por escrito nuestros miedos hace que les otorguemos cierto grado de objetividad. Habrá algunos que al escribirlos te darán respeto. Otros, por el contrario, al verlos escritos dejarán de ser amenazantes.

Cuando yo comencé a plantearme viajar sola me pregunté por la comida ¿y si no me gusta? Al escribirlo en mi lista me hizo sonreír. En mis anteriores viajes nunca, NUNCA, tuve problemas con la comida. Quizás para ti la comida sí sea un problema, pero aparecerán en tu lista otros miedos que realmente no lo son.

Plato típico tailandés. Pad Thai

Sepáralos al mínimo detalle. El miedo, si lo englobas, asusta más. Es un monstruo mucho más grande. Divide tus miedos lo máximo posible. Y es que no es lo mismo decir que tienes miedo a la oscuridad, que tener miedo a estar sola en la oscuridad, por ejemplo.

Una vez escritos, analiza tus miedos. El miedo puede ser una emoción sana, algo que nos protege de un posible daño al hacernos evitar cosas que son peligrosas. El miedo ante la imagen de un león nos protege, nos avisa de que estamos frente a algo peligroso. Nos invita a actuar con cautela, a ponernos en sobreaviso para actuar de una forma u otra en el caso de que esa imagen se convierta en real. Pregúntate ¿es el miedo que me aflige algo objetivo? ¿Es necesario que tenga miedo frente a esta sensación? ¿Existe realmente un peligro?

Analiza las posibilidades de que ese miedo ocurra o no. Quizás crees que es peligroso caminar sola en una ciudad que no conoces. Sal a la calle y paséate por tu ciudad. Contempla cuántas mujeres caminan solas (quizás incluso tú misma estás sola en ese momento) y no les ocurre nada.

2. Acepta tus miedos y busca soluciones.

Como yo misma me permití y plasmé en mi entrada "¿Y no te da miedo viajar sola?", permítete tener miedos. Acéptalos. Todas hemos tenido y tenemos miedos cuando te planteas viajar sola. Y es que la función del miedo es exactamente esa, el miedo te incita a replantearte todo, intentando que te decidas por la decisión menos arriesgada: quedarte en casa, tranquila, en una rutina y una zona de confort que ya conoces.

Entonces, busca soluciones. Busca formas de combatirlos, de prepararte. Come sola en un restaurante, habla con un desconocido, siéntate en un banco de tu ciudad en solitario e imagina que estás en otro país. Haz un curso de autodefensa, contrata un seguro de viaje, haz una escapada de un fin de semana en solitario o sal de tu zona de confort una vez al día. Busca soluciones que te hagan sentir más segura frente a ese miedo que te invade. Al fin y al cabo, es una buena forma de luchar contra el miedo a viajar sola.

3. Preséntate a tus miedos reales. Invítalos a cenar.

Una vez analizados y combatidos, te sentirás más cómoda con algunos de esos miedos iniciales. Pasarán, casi sin darte cuenta, a un segundo plano, sintiéndose más leves, menos urgentes, menos peligrosos.

Habrá sin embargo otros que permanecerán ahí. Si todo va bien empezarán a tener menos fuerza, pero es probable que te sigan bloqueando.

Te recomiendo hacer una segunda lista con esos miedos no resueltos. Esos miedos que todavía te bloquean. Sería ideal que, a estas alturas, ya sólo quedasen uno o dos, pero, como en todo, esto dependerá de cada persona.

Piensa en los avances que has hecho hasta ahora. Felicítate. Habías empezado con un bloqueo inicial y general, una maraña de miedos que han ido, poco a poco, dejando entrever tu auténtico miedo. Observa todos los miedos que ya has "eliminado". Quizás a estas alturas ya empiezas a verlo todo de una forma más optimista. Quizás todos tus miedos son menos miedos y ya te planteas seriamente viajar sola.

Si no es así, céntrate ahora en ese miedo que todavía persiste.  Analízalo y ponte en la peor situación que podría pasarte. Analiza también las posibilidades. En la realidad ¿ocurre con frecuencia?

Quizás tu mayor miedo es enfermar lejos de casa ¿qué podría pasarte? Contratando un seguro de viaje conseguirás sentirte mucho más tranquila en el caso de que algo así te ocurra. Piensalo objetivamente. Si te ocurre algo leve se solucionará con unos días de descanso en el hostal o podrás acudir a un médico (todos los países tienen médicos donde ser tratado). ¿Algo más grave? Te desplazarás (o serás desplazado) hasta el hospital más cercano donde serás tratado. ¿Algo muy muy grave? ¿Un accidente mortal? ¿Podría ese accidente mortal ocurrirte también en tu ciudad, en un traslado diario o en tus actividades de tu rutina? Ese tipo de situaciones no son previsibles ni allí, ni aquí.

¿Y si me raptan, me violan o me asesinan? Puede ser uno de los miedos que más se achacan a mujeres que viajan en solitario. El miedo a lo que otras personas puedan hacerte. Como en el caso anterior, ese tipo de situaciones no son previsibles ni allí, ni aquí, y, lamentablemente, también ocurren en territorio conocido. Lo mejor es objetivizar el miedo, pensar en las posibilidades de que algo así ocurra y prepararte lo mejor posible. Estar fuera de tu zona de confort hace que todos tus sentidos estén alerta y que tu sentido común se agudice. La seguridad y sentirse cómoda son cosas básicas viajando. ¿Has pensado en hacer alguna clase de autodefensa? Son muy útiles y te cargan de fuerza, de conocimientos básicos y posibilidades de reacción ante un ataque.

4. No permitas que el impulso para luchar contra el miedo a viajar sola disminuya.

Lo más probable es que ante un miedo, en esa lucha interna, el miedo acabe por vencer. Ahora estás leyendo esto porque buscas algo que mantenga ese impulso, que le de alas. Se requiere impulso para luchar contra un miedo y es necesario poner fuerza frente a él.

Pensar cosas como "el tiempo irá decidiendo si debo viajar sola..." o dejar tu futuro libre a "tu destino" no conseguirá que venzas tus miedos.

5. No permitas que otras personas te repriman.

Habrá muchas personas que te den mil y un motivos por los que no debes viajar sola. Habrá amigas, familia y conocidos que proyectarán en ti todos sus miedos. Escucha para aprender posibles consejos, pero no permitas que sus miedos calen en ti. Recuérdate que esos son sus miedos, no los tuyos. Rodéate de personas que confíen en ti y en tus posibilidades. Que crean que puedes hacerlo. Que te den consejos valiosos porque están interesados en tu seguridad.

Recuerdo cómo mi abuela me miraba de reojo, se tapaba la boca mientras me recriminaba lo loca que estaba y repetía "ayyyyy, te van a matar por allí...". Unas frases muy motivadoras, como puedes ver. Yo opté por abrazarla y asegurarle de que no se preocupase, que todo iría genial.

Por supuesto, son frases que no ayudan. Intenta no rodearte de ese tipo de estímulos.

Sin embargo, habrá otras personas que quizás también consideran tu aventura como una locura pero que te apoyan. Escúchalos, es probable que te den buenos consejos.

Si una frase me marcó fue la de mi padre antes de marcharme: "Hija mía, que no sea por dinero". Así pues, cada vez que me veía en una situación "complicada", como llegar de noche a una ciudad grande, me decía "que no sea por dinero" y me pagaba un tuc-tuc que me llevase hasta un hostal.

Otras personas te animarán cien por cien. Personalmente recuerdo lecturas de otras viajeras, consejos de mi hermano (que también es un viajero solitario) o de otras viajeras solitarias como Crónicas de un Argonauta o  Mundeando el mundo.

Intenta rodearte de personas del segundo y tercer grupo.

6. Cree en tu valentía.

Por último, si te estás planteando una aventura así ya tienes algo ganado. Ya estás analizando algo que muchas otras personas ni si quiera pueden imaginarse. Cree en tu valor, en tu fuerza y, si otras pueden ¿por qué tú no?

Cree en tu valentía... ¡y salta!

Y para lo demás, como siempre me gusta decir, poco o poco...