Hoy me he lanzado a escribiros sobre la cuarta pregunta más cuestionada por la gente que conozco durante mi viaje y, sin duda, la que más me cuesta responder: estás viajando en solitario ¿y no te sientes sola? Y supongo que me cuesta tanto responder porque no es una respuesta repetitiva o que pueda planificar, diseñar o ensayar como mi nombre, de dónde soy y si viajo sola y estoy casada. No, sentirse sola es un sentimiento, una sensación, y la respuesta depende tanto como del día que tenga. Y hay días, como el de hoy, de los que quería hablaros...
Es mi segundo día de regla, tengo las hormonas alteradas, estoy en una isla paradisiaca y me siento sola. O quizás sentirse sola no es la palabra. Echar de menos. Echo de menos una mano amiga, un abrazo, unas caricias, una sonrisa que me diga que todo va bien. Una persona con la que compartir este momento, único, precioso. Tengo un bungalow a la orilla del mar y se pone el sol. Echo de menos un brazo en mi espalda, un dedo que recorra mis hombros. Ayer el día fue rodado, sin bajar del ferry conocí a una chica que me presentó a sus compañeros de trabajo y familias y que me trataron como un miembro más de su curiosa familia. ¡incluso me invitaron a dormir en la habitación de hotel de ellas!
Hoy se han ido y, como tras cada despedida de gente con la que he conectado, me siento sola. Y, además, tengo la regla. Ya son casi cinco meses los que llevo viajando y me conozco mis pequeñas rutinas. Ahora ya sé que, como las drogas y el alcohol, regla y despedida es una mala mezcla. Y ahora ya sé que mañana, o pasado, este raro sentimiento habrá pasado, y más aquí, en Indonesia, que no es un país donde es fácil sentirse sola. Pero no hablamos de compañía. La compañía se encuentra fácil. Siempre he pensado que una puede sentirse sola rodeada de gente y que mejor sola que mal acompañada. No es compañía sinsentido la que busco hoy, de esa con la que se comparten preguntas y respuestas básicas, sino un abrazo con achuchón de mamá, uno robado a papá mientras hace como que él no lo está deseando también, un beso apasionado, jugar un parchís o un zarandeo juguetón a mi sobrino. Una conversación con mis hermanos, unas risas con mis amigas. Contarnos cosas. Bebernos cuatro cervezas y ponernos tontas. Hablar sin filtro. Y miro el atardecer, perfecto. Un silencio perfecto para romper entre risas. Para abrazarse. Para cualquier cosa, menos para echar de menos.
Y mañana, o pasado, cuando el cuerpo haya dejado de purificarse, de limpiarse, y ese tipo de eufemismos que están tan de moda para evitar decir desangrarse, todo esto será un recuerdo. Una sensación más que quedará eclipsada por el resto de sensaciones, mucho mejores, más bonitas y menos tristes. Porque también hay que aprender que sentirse sola estando sola no es malo. Echar de menos. Valorar lo que tienes. Para darte cuenta, entonces, de lo afortunada que eres, por saberte querida, y saber que allá cuando decidas volver, habrá mucha gente contenta por volverte a ver.
Que hermoso este blog!! muchas gracias por escribir tu aventura y animarnos a muchas
[…] veces fabrico por pura supervivencia. Los estados de ánimo suben y bajan, a veces simplemente por desajustes hormonales. No darles más importancia de la que merecen (y comer chocolate) te enseña que la soledad, como […]
[…] ya está bastante explicado en esa entrada). No voy a explicarte qué sucedió durante mi viaje, si me sentí sola, o si realmente encontré tantas y tan buenas personas en […]
[…] siempre digo, y como ya hablé en el artículo Sentirse sola y echar de menos, sentirse sola es un sentimiento y puede darse en cualquier lado, viajando sola, o no, e incluso […]
[…] Viajar en solitario, sentirse sola y echar de menos […]
Como viajaste hasta Indonesia? Desde donde?compraste el pasaje ahi mismo? Y donde es eselugar donde estas parando?? parece de sueño!! Solo estamos todos en este mundo....pero siempre viene bien una palabra amiga cuando se esta lejos,no?
Hola Regina¡! Volé a Banda Aceh, sumatra (indonesia), desde Khala Lumpur, Malasia, compré el billete por internet sin complicaciones. Las fotos son de la isla de Sabang, pulau weh, la playa de iboh. La verdad que todo un descubrimiento, bastante solitaria, poco "contaminada" de turistas, auténtica y económica. Al final, siempre vienen palabras amigas, abrazos y sonrisas. 🙂 por supuesto.
Hola Patri, soy bert de Salou, supongo q no me recordarás, soy amigo de Andrea Guiu, he llegado a tu blog a traves de Laia Otal. Cuando he empezado a leer me ha entrado una mezcla de nervios y melancolia recordando mi viaje a Indonesia. Yo tambien subí el sibayak, y espero que no tardases tanto en encontrar el tramo de las escaleras como yo... 🙂 Solo escribia para decirte que te seguiré, que aproveches cada minuto y disfrutes d la experiencia y la aventura. Un abrazo, cuidate.
Hola Bert!!! Claro que me acuerdo!!!! Indonesia es increíble! Enamorada me tiene!!! No me costó mucho, pero es que supongo que cuando estuviste tú no había un letrerito pequeño! (Las suerte de llegar detrás... Jejeje) espero que cuando empiece a escribir de indonesia te sientas un poquito identificado!!! Gracias por escribirme! Un besito!
SALUD Y FUERZA
Sobre todo SALUD!!!! La fuerza se regenera fácil!!! 🙂 gracias!!!
ahí va mi achuchon y un zumico de naranja ..un beso bonita y fuerza...que a ti te sobra
Qué rico!!!!
Patri!!! No te preocupes! Cuando vuelvas volveras a tener de todo lo que echas de menos en cantidades industriales!!!! jajaj (aviso, no pongo acentos porque los teclados ingleses son unos incultos jajaja) Te mando un abrazo adjunto con el comentario!! :)))
Rico abrazo y guardo tus palabras. Lo querré todo como comprado en el macro. :*
Keep movin' Patri!! 😀 en breve pasan estos dos días malos y vuelta a seguir con el viaje! Muchos besos. Y gracias por mantener una gota constante en mi bandeja de entrada con la que escaparme un rato! :*
Gracias Juanillo!!! Los días malos pasan en seguida, sólo quería plasmar que haberlos "hailos". Jejeje. Gracias por leerme... igual de constante. MUA!