Cuánto duran los recuerdos me pregunto mientras compro un termo nuevo. Lo cambio, aunque todavía lo quiero. Porque ya no funciona, porque ya no me sirve, porque ya no calienta. Y me duele despedirme de él, porque siento que me despido del viaje, de Argentina y los mates.
Cuánto duran los recuerdos. Mis recuerdos, me pregunto insistente. Y es que siento que desaparecen. Dejé de ponerme aquel suéter comprado en la frontera boliviana que tanto me gustaba, pero que aquí tanto desentonaba, se rompieron las zapatillas y perdí contacto con gente que pensé que no perdería. Me pregunto si duran más los objetos o los pensamientos, los nunca te olvidaré o los volveremos a vernos. Será que hace tiempo que no escribo, que hace dos meses que no me muevo, porque (todavía) me duele la espalda, porque no conozco los tiempos. Mi mente vuela ya en avión, mi espalda se resiente.
Siempre hay una razón, me dice la gente. Detente.
Se pierden las conexiones. Y me pregunto, más dura, más amarga, cuánto duran los recuerdos, si se borrarán o durarán para siempre. (Me) Deseo que, como el termo, no estén hechos de aluminio. Que no se rompan, que no se oxiden, que no pierdan la esencia y todavía calienten. Que el agua que se calentó a fuego lento, nunca llegue a enfriarse, que siempre haya un mate que (me) lo recuerde.
Y, sin embargo, mientras tanto, las cajas víctimas de mi última limpieza compulsiva me miran irónicas, casi divertidas. Todas esas cosas que un día merecieron resistir una mudanza, esos recuerdos, hoy ya se marchan sin amor ni nostalgia. Con cierto cariño, con una sonrisa. Algunas con una pregunta no formulada (¿para qué o por qué decidí yo guardar esto?¿en qué momento?).
Era yo, eran momentos. Mis recuerdos.
Cuánto duran los recuerdos.
Y pienso una vez más en tirar ese termo, porque ya no vale, porque ya no calienta, sin embargo, ese termo todavía soy yo.
Quizás (todavía) lo guardo, quién dice que no puedo tener dos.
Me ha encantado, Patricia. ¡Bonita reflexión! 🙂 Un abrazo.
Muchas gracias Miriam. Un abrazo!
Bello. Bellísimo. Me encuentro en la misma posición, por lo que me emocionó leer esto. Gracias!
Que lindo fransuazo! Me alegro de poder emocionarte. Qué lindo, además, tener recuerdos preciosos que no queremos (y tememos) perder. Un abrazo
Me gusta leer este tipo de relatos pensamientos, tan íntimos y personales como todo lo que pasa pronto... Pasar y solo pasar la página...
Gracias Gabriel. Me alegro de que te guste 🙂 A veces pienso que la vida es como un libro y los recuerdos son las páginas que ya leímos... Pero no puedo evitar tener ese miedo a que esas páginas se rompan... Un abrazo!