Es curioso cómo la vida gira a veces sobre sí misma. Es curioso cómo, siete años después, el nombre del blog vuelve a tener un sentido. Y me da risa, a mí, que en muchas ocasiones ya lo creí tan lejos, que no me representaba y que se había quedado tan desfasado.
Siete años después, que se dice pronto, volví a dejarlo todo. Otra vez. Y sólo puedo decir que qué bien (me) sienta, qué bien (me) hace.
Pero si ya lo había dejado todo ¿cómo volví a tenerlo todo?
VOLVER A TENERLO "TODO"
Ahora, tiempo después y habiendo asentado sentimientos, puedo admitir en voz alta que la pandemia hizo que volviesen ciertas dudas a mi cabeza. Ciertos miedos. Hacía ya años que no terminaba un viaje con miedo, dudas e incertidumbre, y esta vez le sumaba además, la sensación (inequívoca y agridulce) de volver a un redil de fronteras seguras del que no tenía certezas sobre si podría salir.
Los gastos inesperados de que la pandemia me encontrase en Tanzania hizo que me apurase algo más echar un par de currículums. Para mi sorpresa, encontré rápidamente un trabajo temporal. Tres meses en los que lo di todo y que, cuando mi contrato se terminó, me renovaron. Me acostumbré más rápido de lo que hubiese imaginado. Me gustaba el trabajo, ahorraba, hice amigos, rutas y me sentía cómoda en un confort que hacía años que no tenía. Me demostré que, al fin y al cabo, no era tan difícil volver a la vida estable que tenía y que (mucha) parte del mundo cree que, a mis años, ya debería tener.
No voy a negarlo. Fue una etapa que disfruté. Además, y aunque no lo comprenda, la falta de tiempo hizo que lo aprovechara más y entre horarios laborales, amigos y familia saqué el tiempo, la inspiración y las ganas para darle un empujón al libro que llevaba años procrastinando, dudando y poniendo peros. Vi de una forma hermosa y clara cómo quería contar las cosas que quería contar. Imagino que la vida mal-llamada estable me ayudó a ver mi vida desde una perspectiva que ya tenía olvidada. (El libro está más cerca que nunca, ya terminado, pero de eso ya os hablo en otro momento).
Entonces, ¿por qué dejarlo todo e irse?
DEJARLO TODO E IRSE ¿POR QUÉ?
La pregunta entonces es obvia ¿Por qué dejarlo todo e irse (otra vez)?
A los cinco meses ya me costaba mucho más ir a trabajar (y no puedo entender cómo no le cuesta a quien lleva años...). Disfrutaba mis días libres, mis domingos, iba a la montaña, salía con mis amigos, me tomaba unas cañas... pero ¿cuál era la finalidad de todo aquello? Ahorraba, sí, pero ¿con qué finalidad si no era poder viajar?
A menudo escuchaba quejas respecto al cansancio y la falta de tiempo. Trabajábamos los sábados ¿dónde quedaba el tiempo para una escapada? Llevaba cinco meses y ya me preguntaba qué (poco) podría yo hacer, de quedarme, con aquellas tres semanas de vacaciones anuales. A mí, que me gusta viajar largo y despacio. Tendría más dinero pero ¿para qué? ¿cuáles serían los lujos que me otorgaría por el hecho de trabajar más?
Comencé a gastar más en ropa y en salidas esporádicas. En pequeños lujos diarios que "me los merecía" y que antes no tendría por considerarlos innecesarios. La vida se me antojaba fácil, cómoda, pero ¿era eso lo que quería? ¿Podría llegar a sentirme plena?
Si algo me dudo cuando viajo es si mi cuerpo (y mi corazón) podrá sobrellevar tantas despedidas. Creí, ilusa, que una vida estable haría que tuviese un círculo estable. Sin embargo, de la misma forma que en el viaje, las personas con las que construía relaciones (en su mayor parte laborales) iban y venían. Dije tantos ojalánosveamos y quetevayabonitos como cuando me muevo viajando. ¿Tenía eso algún sentido? De tener que despedirme, sinceramente, prefiero ser yo la que se marcha. (¿Es eso egoísta?)
DEJARLO TODO E IRSE, OTRA VEZ
Y, aunque con dudas, decidí que quería dejarlo todo e irme, otra vez. Como ya lo hice una vez. Con cariño, con respeto e intentando hacer las cosas bien. Dejando las puertas abiertas, aireando mi mente y oxigenando mis ganas. Diciéndome que, de querer, como ya hice, siempre puedo volver.
En tu post sobre dejar el blog te dije que me parecía bien si eso es lo que querías pero me alegra mucho ver que vuelves a las andadas jaja y que no vas a dejar el blog al final! Ya tengo curiosidad por saber a dónde te vas ahora. Yo también pronto voy a dejar todo e irme 😀
Besitos y buen viaje jaja
Hola Irene! Me alegra saber que te alegras jejeje Así que también vas a dejarlo todo e irte? ¡Qué alegría! Mi dejarlo todo, de momento, ha sido dejar un trabajo que me gustaba y una rutina... Estoy en plenos trámites y pronto, espero, empezaré con los viajes. Un abrazo!
¡Buen viaje! Ya estoy deseando leer como encuentres el mundo ahora.
Yo también tengo mucha curiosidad!!! He estado por la montaña y, la verdad, moverte con mochila en estos tiempos se ve raro. Iré contando!
¡Pues deseando que nos sorprendas con tu nuevo destino! ¡Todos viajamos un poco contigo! Besos bonica
Para el destino, muy a mi pesar, todavía hay que esperar un poco. Pero ya estoy mirando opciones (¡Claro! jajajaja)
Mi nombre es Toñi yo quiero hacer una temporada lo mismo pero desde México a Argentina ,no veo el momento pero me atrae,soy sanitaria tb . Ole tu valentia
Hola, Toñi! La verdad es que son tiempos rarísimos para viajar y, si va a ser tu primera vez, creo que conviene esperar un poquito. Por lo que tengo entendido, México está bastante abierto ¿no? No es el caso de Argentina...Un saludo!
Una vez más y como cuando tuve la suerte de conocerte haciendo el camino de santiago no dejas de sorprenderme y no puedo más que admirar tu espíritu libre y tu forma de ver la vida...no dejes de ser como eres porque ese es tu mayor tesoro..enorme abrazo
Me encanta tu espíritu libre y tu forma de ver la vida. Como te envidio!!
Ansiosa por conocer tu nuevo destino y volver a viajar contigo
Magdalena
¡Hola Magdalena! Para el destino aún hay que esperar un poquito (¡espero que sólo un poquito!) y seguiré describiéndolo lo mejor que pueda. Un abrazo!