Mucha gente afirma que lo mejor de irse es volver: volver a la seguridad, a la tranquilidad, a la comodidad y la estabilidad. Otros afirman que volver está marcado por la depresión post-viaje y otros, algunos de los que han viajado por más tiempo, afirman que es la experiencia más rara de todo su viaje. Para mí la experiencia de volver de un gran viaje estuvo marcada, una vez más, por la incertidumbre... y por qué no decirlo, por el miedo.
Tenía miedo a volver. A sentirme fuera de lugar. A echar de menos. A no poder dejar de pensar en viajar. A no entender mi antigua nueva vida. A no entender a la gente. A sentirme lenta. A no poder coger de nuevo el ritmo. A volverme loca con tanta productividad, con tanta prisa, con tanto ruido y tanta compañía. Tenía miedo a volver de un viaje largo, y no querer. A no entender todo lo que pasaba a mi alrededor, ni lo que pasaba en mi interior.
Tenía tanto miedo y tanta incertidumbre, que la realidad no fue tan mala, ni tan horrible. Como casi siempre. Es curiosa la mente, y los miedos, porque el peor caso, el que imaginamos, casi nunca se cumple, y aún así consigue bloquearnos, detenernos, agobiarnos.
Admito que la vuelta en avión no fue buena. Mi cabeza estaba allá, pero también aquí. En todos los lados, pero en ninguno. No sabía cómo debía sentirme, ¿contenta? ¿triste? Una dicotomía que hizo que me sintiese cansada. Agotada. Y, a pesar de todo, no pude dormir.
Mi parada en Berlín, donde mientras se acercaba la fecha de mi viaje me imaginé alegre, creativa, disparando con mi cámara de fotos por todas las esquinas de la ciudad, disfrutando de reencuentros y de la compañía de viejos amigos, se me hizo rara. Por primera vez no disfrutaba Berlín al cien por cien y ni siquiera me apetecía salir a pasear por sus calles y mercados navideños. Estaba cansada, perezosa, el ruido y el orden me abrumaba y tenía frío. Mucho frío. Creo que no exagero al decir que el frío ha sido lo peor de toda mi vuelta a casa. En apenas 24 horas había pasado de disfrutar siete meses a una media de 35ºC a bajar de los cero. El frío se calaba en mis huesos, me llegaba a la cabeza y no me permitía pensar. Ni moverme. Me sentía lenta, absorta en una ciudad donde, por primera vez, sentía no encajar. Ahí estaba yo, frenando ante los pasos de cebra como esperando la respuesta de los coches que, por supuesto, y ante mi sorpresa, paraban al verme mirarlos. Todo era tan diferente, pero tan familiar, que me hacía sentir desubicada. Conocía las calles que me llevaban a casa de la familia donde hice de au-pair, caminé por ellas sin dudar un solo instante, y, sin embargo, se me antojaban desconocidas. Conocía de memoria la línea del metro que me llevó al restaurante donde (no) me esperaban mis viejos amigos y, sin embargo, el silencio y la modernidad del ambiente se me hizo totalmente ajeno, como si yo nunca hubiese pertenecido a todo aquello. Me sentí triste, y no supe porqué.
Afortunadamente todo mejoró cuando pisé tierra navarra. Yo seguía lenta, desubicada y helada, pero todo era más familiar y más tranquilo. Las sorpresas de mi llegada para mis padres, hermanos y amigos fueron un éxito y recibí gran parte de esos abrazos prometidos (aunque aún quedan unos cuantos..). Sentirme en un ambiente tan relajado, recibir tanto amor, charlar con los míos y reírme en compañía conocida hizo que mi aterrizaje fuese sencillo y bonito. Sentía que el tiempo había pasado más despacio en mi pueblo, que todo estaba tal y como lo dejé, y eso ayudó a entender mi cambio de circustancias. Comprobar que mis mayores miedos no se habían cumplido me tranquilizó; mis abuelas seguían fuertes y mi sobrino, aunque vergonzoso, me recordaba y tardó poco en querer jugar conmigo.
Contesté los "¿Y ahora qué?" con una sonrisa sincera y todo el mundo comprendió que era tiempo exactamente lo que necesitaba. Hay quien recomienda aislarse unos días en casa al volver de un gran viaje, tomarlo con calma, estar en soledad. Yo hice lo contrario. Me lo he tomado con calma, pero decidí no parar, hacer cosas, moverme, ocupar mi mente. Y, de momento, confirmo que funciona.
La vuelta a casa, al fin y al cabo, no ha sido tan dura. Supongo que ayuda saber que, tarde o temprano, y creo que más temprano que tarde, volveré a coger la mochila... y me pondré a recorrer millas.
Pero de momento sí, tocará seguir pasando frío, buscar un trabajo, disfrutar de mi gente y seguir desahogándome y contando historias por aquí, por el blog, que me quedan muchas...
Llevo doce años viviendo y trabajando
permanentemente en la carretera. Más de 30.000 km recorridos a pie con mis cosas a la espalda. Nunca he cogido un transporte, sólo dos noches en todo ese tiempo he dormido bajo techo...
Disculpa ¿qué me estás contando?
Me alegro de que no hayas tenido este tipo de miedos A.Bieto. Me alegro también de toda tu aventura que cargas a la espalda ¡envidiable! Pero hay tantos viajes, miedos y situaciones como viajer@s, imagino que eso ya lo sabes, habrás conocido a much@s. Espero que en otro blog encuentres lo que estabas buscando. Un abrazo!
Hola, encontré tu artículo de la manera tal vez mas ingenua que hoy en día tenemos los seres humanos para encontrar respuestas, digité en Google, la incertidumbre de regresar a casa después de un viaje largo, porque es lo que estoy sintiendo en este momento.
Que te puedo decir, he estado un año y medio en Sidney y ya estoy a dos meses de regresar a mi país, Colombia. Previamente voy a estar durante un mes recorriendo Asia. Pero ya estoy en esa etapa de miedo, emoción, nostalgia, alegría y una tonelada de sentimientos por volver a casa.
Solo quería decirte que he leído durante una hora tus blogs y te agradezco por todo lo que compartes, estoy segura que no soy yo la única que se siente identificada con cada una de tus palabras, gracias por hacernos ver que no estamos tan locos cuando durante nuestro viaje o a punto de finalizar nuestra recorrido nuestra mente se llena de mil preguntas, miedos, emociones, pensamientos y cambios.
No tengo claro un 99% de mi vida cuando regresé, pero hay un 1% que está totalmente claro en mi mente y es que trabajaré duro para viajar, volveré a casa y volveré a viajar, porque afortunadamente ya no soy de aquí ni de allá.
En conclusión, gracias, gracias por estos blogs, no sé qué hagas actualmente con tu vida, pero tienes un don con ela escritura que espero lo estés aprovechando en cualquier lugar del mundo.
Un saludo desde Australia.
Paula
Hola Patricia 🙂
Aw me alegraste el dia.
El noviembre pasado volvi de Berlin a Uruguay y por si no lograba adaptarme de nuevo a el pais, donde tambien tenia ese sentimiento de no encajar, compre boleto de vuelta. Hoy, pasaban las horas y no podia decidir si tomar el vuelo. Es increible como comparto todas las emociones que sentiste y al final de tu relato siento mucha tranquilidad. Me has generado esperanza de que esto no ha terminado, y que ya encontrare otro momento para viajar.
Gracias por compartir esto!
Estuve viajando por cinco meses en el Caribe mexicano y seis meses en Los Ángeles trabajando en la playa, fui a Indonesia 15 días y volví a LA trabajando de mesera. Como se me vencía la visa tuve que volver a mi país, deje en LA amigos muy buena onda y hasta un novio. Hace un mes que estoy en mi país (Argentina) y me quiero morir!!! No tengo la menor idea de que hacer de mi vida, la situación del país no es muy favorable, y encima hace un frío que me muero!!!!! En esta etapa de mi vida me replanteo muchísimas cosas como si quiero estudiar algo o si realmente voy a soportar trabajar en algo que sea una esclava 🙁 espero que esta etapa pase rápido y encontrar el significado de mi existencia, pero eso si, quien me quita lo bailado!!!! La gente me mira con admiración preguntándome todo el tiempo por mi experiencia de viajera, contar mi viaje es súper reconfortante. Viajar es lo mas!!!!!!
Y llegué acá por estuve 8 meses viajando por suramerica, regresé hace dos días, estuve viajando desde bolivia por tierra para llegar hasta Colombia y mira me quiero matar, el regreseo ha sido tan duro, esperab cosas lindas, sorpresas de mi familia y al parecer llegue en un mal momento familiar y no hubo nada de bienvenidas, ahora pienso mucho en quiero vovler a viajar , en necesito buscar un trabajo y q xtraño mucho esa vida, por ahora me desahogo en mi blog de viajes y haciendo ejercicios.
Hola! ay, te entiendo. Viajé sola por dos años, trabajando todo el tiempo como camarera. Conocí a gente y lugares alucinantes, y pase muy malos ratos también. Tan malos que me convencieron para regresar a mi país estudiar alguna carrera universitaria para no tener que trabajar de camarera nunca más. Suena desafiante, verdad? No te puedo explicar el TERROR que tengo de volver a pisar una universidad. Soy joven, tengo 24 años. Pero es esa misma razón la que me empuja a seguir con mi estilo de vida, viajando.
En fin. Ya voy a ordenar ideas. Y si viajar es lo que realmente me apasiona, con que haga unos viajes cortos durante la universidad para calmar la ansiedad, va a estar bien. Que dices?
Necesito ánimos de viajeras como tú y yo!
Gracias por todo! Tu blog es genial.
HOla Maru,
Volver de un gran viaje siempre es incertidumbre! Entiendo que te plantees tantas dudas. De todas formas, de lo que tienes que estar segura es de que estás tomando esta decisión conscientemente y después de meditarla. Como todo, podrá salir bien o mal, pero es la decisión que ahora crees que es la correcta y por eso tienes que llevarla a cabo. Si en el fondo lo que quieres es viajar, lo verás claro ¡y viajarás! ASí que no te preocupes por eso. Las que tenemos dentro el gen viajero sabemos encontrar el tiempo para viajar. Mucha suerte con tu nueva etapa, con tu nueva aventura y tus mil nuevos viajes que vendrán! 🙂
Hola bella!! recién comencé a leer tus artículos y debo confesar que a pesar de que nunca he viajado sola sentí una empatia y conexión total contigo respecto a ese sentimiento de miedo e incertidumbre de volver a casa, a la rutina y la cotidianidad; no se si haya una receta mágica para no sentir eso, pero creo que el confiar y tener certeza de que la vida continuará bien, y permitirnos fluir con las situaciones venideras es un buen comienzo 🙂
Gracias por compartir tanto, mucha luz para ti!
Curioso como todo el mundo parece empeñado en saber "¿y ahora qué?" a la vuelta de un gran viaje... Me ha gustado leer esta entrada. Para mí los regresos han sido bofetones, pero bueno... depende de tantas cosas...
Sí! Es la pregunta más deseada! jejeje ¡Y lo difícil que es responderla cuando vuelves! "¿Y ahora qué? Pues ahora pensando en el siguiente viaje...." La respuesta suele dejar a la gente con la boca abierta jejeje
patriii!disfruta de tu gente,y gracias por escribir es un placer leerte
¡Gracias! 😀
No dejes de escribir tus vivencias...son muy especiales, se disfruta con cada una de tus experiencias y sentimientos, gracias por compartirlo...!
Muchas gracias Blanca! 🙂