¿La amas o la odias?
La controvertida Atenas, hay tantas opiniones sobre ella como personas la visitan, desde quien dice que es fea, sucia y tan pequeña que se ve en dos días hasta quienes no ven ciudad mejor donde vivir que en ella.
¿Tú la amas o la odias? Aquí os doy mi sincera y personal opinión sobre la controvertida Atenas.
Atenas, de primeras, me pareció gris, triste, caótica y pobre. El autobús del aeropuerto me recibió con un atasco al entrar en la ciudad y me dejó "tirada" a tres kilómetros del centro. Llegué caminando por una carretera llena de tráfico, de bocinazos y de unos semáforos que tardaban siglos en ponerse en verde y que, una vez lo hacían, cambiaban a rojo en cinco segundos. Venía de Londres y si podía haber una ciudad antítesis a esta ciudad esa era Atenas.
Entiendo a aquellas personas que dicen que Atenas les parece un desastre. Hay gente por todos los lados, se habla a gritos y no siempre es fácil cruzar una calle. Da una sensación inicial de inseguridad, las mochilas casi siempre van hacia adelante (hasta ves que lo hacen los locales) y es común ver a policía demasiado armada. La mitad de las paredes están grafiteadas, muchas veces resulta difícil ubicarse en el laberinto que forman sus calles y, de vez en cuando, te viene un tufo a meado. Además, pese a lo que podías pensar, Atenas no es tan barata. Las ruinas son caras (sobre todo si vas en temporada alta) y, si no te fijas bien dónde te sientas, una cerveza o incluso un café puede sobrepasarte los cuatro o cinco euros. Y, no creas, el supermercado es más caro que en Londres o España. Las palomas son medio kamikazes y vuelan cerca de tu cabeza haciéndose las dueñas de la calle, la pobreza es palpable, hay mucha gente pidiendo y se pueden ver familias enteras viviendo a la intemperie.
Sin embargo, y aquí viene lo de la Controvertida Atenas, he estado dos semanas caminando sus calles, siempre se me dibuja una sonrisa, me sale un silbido contento y aún no me canso. No sé qué le pido a una ciudad para que me guste, imagino que es algo que va cambiando, sin embargo, hay ciudades que me aburren en un par de días o a las que, aunque bonitas, no les encuentro el encanto. Atenas lo rezuma en cada esquina, sólo necesita un tiempo que muchas veces no estamos dispuestas a darle a las ciudades.
LA CONTROVERTIDA ATENAS
Atenas es diferente.
Ese primer párrafo es una primera fachada en la que, creo, se pierde alguna gente. Y me da pena, porque Atenas está llena de música, ruinas e historia. Algo tienen sus calles, a veces anchas y atestadas de gente, otras anárquicas y rebeldes, turísticas, empedradas y coquetas y otras veces escurridizas y hermosas que se reducen tanto que sólo cabe una persona.
En el desorden reside la magia de la controvertida Atenas. Su esencia es esa mezcla, reflejada también en los árboles, todos diferentes, que te sorprenden sombreando las calles. Las iglesias bizantinas, pequeñas y de piedra, perfectamente cuidadas, aparecen sin orden aparente, y en mitad de la nada, cuando menos te lo esperas, (lo juro, hasta hay una en el hall de un hotel de lujo). Si no hay una iglesia habrá gatos, gatos grandes, hermosos y muy bien cuidados y, si no, algún recuerdo de épocas grandes anteriores a la nuestra a base de mármol.
Atenas tiene algo especial. Imagino que es eso. Será que el Partenón se mantiene en lo alto, visible desde cualquier parte de la ciudad, y te mira, orgulloso y hermoso, semiderruido, recordándote cómo imperios mejores, y posiblemente más bellos, también cayeron.
¿Como gritando ¿cuándo caerá el nuestro?)
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