El Covid ha vuelto a construir unas fronteras que todo el mundo creía derrumbadas. Europa ya no es un continente sin aduanas, Australia está cerrada en banda, Sudamérica y Asia parecen quedar más lejos que nunca y ya hacen falta motivos, documentos y acreditaciones para poder tomar un avión que nos lleve a hacer cualquier cosa menos turismo. Hemos sido incapaces de verlo, nosotras, tan centradas y obcecadas con perímetros nacionales. Ahora que por fin desaparecen, me pregunto ¿y las fronteras del Covid...? ¿desaparecerán también?
LAS FRONTERAS DEL COVID
Hace años, en México, una chica a la que recuerdo con cariño, me dijo que los viajeros eran las abejas que polinizaban el mundo. Me pareció una frase hermosa que, en estos días, se repite en mi cabeza con insistencia. Porque, muy a mi pesar, siento como si el mundo viese ahora a los viajeros como abejas que polinizan el virus, criminalizándonos así y obligándonos a quedarnos en nuestros perímetros (polinizando sólo así a nuestras flores). Parece ser que viajar por turismo ya no está permitido ni aceptado socialmente, más bien criminalizado, y que trabajar no contagia, que las mascarillas sólo funcionan en reuniones de trabajo o en almacenes y que un viaje sólo está permitido si generará ingresos a una empresa.
Hace unos días, un gran viajero al que sigo desde hace años, Acróbata del Camino, publicó una storie en su Instagram en la que, a raíz de una declaración de Rusia, (se) preguntaba qué pasaría si nuestra vacuna definiese los destinos a los que podríamos viajar. Lo preguntó como algo distópico, algo lejano y algo que no pasaría. Pero, sinceramente, creo que ya está pasando. De momento sólo puedes viajar con motivos y con PCRs, pero pronto será nuestra vacuna la que decida si podemos viajar y a qué lugares. Todas hemos oído ya algo del pasaporte de vacunación ¿no? Y, seamos sinceras, no es algo tan extraño, hasta ahora ya podíamos viajar más o menos según el color de nuestro pasaporte.
Entonces, Patricia ¿por qué tanto drama? Nos vacunaremos y, como con nuestro pasaporte morado, tendremos libertad de viajar de nuevo.
Sí, yo también lo creo. Yo también lo espero.
LA CUESTIÓN DE LAS FRONTERAS DEL COVID
El Covid ha sido, y es, la excusa perfecta para levantar de nuevo fronteras. Para cerrarnos en banda, para dividir de nuevo un mundo que empezaba a estar tan globalizado. Habrá que ver ahora cómo se reparten las cartas y a qué partes del mapa nos dejan volar. A nosotras que, recuerdo, por nacer donde hemos nacido, siempre hemos sido unas afortunadas. Un pasaporte morado que abría, si no todas, muchas de las fronteras dibujadas hasta ahora.
Las fronteras del Covid todavía se levantarán más altas para unos países que siempre han tenido menos suerte en el reparto de las cartas. Se complicarán las cosas para los que siempre había sido difícil (prohibitivo o prohibido) viajar. Porque si no hay vacuna ya hay una excusa, responsable y sanitaria, para no dejarles entrar.
El Covid, una vez más, como excusa para poder controlar. El Covid como solución a un problema de empatía y libertad escondido, esta vez, tras un halo de responsabilidad sanitaria y social.
Interesante reflexion, cuantas cosas nos deparará la post-pandemia? Comparto lo que escribis totalmente