Bangkok soprende al que llega de nuevas. Tras ir hablando con diferentes principiantes de Bangkok me doy cuenta de que mis sensaciones no fueron únicas, y que muchos de ellos, algunos también en pareja, se sorprendieron, se asustaron e incluso llegaron a preguntarse qué hacían allí. Dicen que lo amas o lo odias, que quien va siempre vuelve, pero lo que sí es seguro es que Bangkok no deja a nadie indiferente.
Y por eso hablo en este post de mi primer Bangkok. Tengo por seguro que volveré, de paso, para coger un vuelo, o para pasearme de nuevo por Khao San, no lo sé... pero lo que sí es seguro que para todo siempre hay una primera vez, también para Bangkok.
Después del susto inicial, una se pregunta una y otra vez si la segunda vez será igual, porque si es igual... ¡no sé si quiero volver a salir! Afortunadamente, te encuentras descansada, con nuevas energías y piensas que lo normal, o lo conveniente, sería darte un buen paseo por la ciudad para acercarte a los templos más importantes. Y lo digo así, porque mi sensación fue de total desconcierto. Tenía la guía, tenía las cosas que supuestamente debía hacer, pero, sinceramente, no sabía por dónde podía coger la ciudad. Así que, con una pareja de colombianos que conocí el día anterior, nos dirigimos hacia el Gran Palacio y el resto de los templos.
El solo hecho de cruzar toda las calles cercanas a Khao San nos llevó más tiempo del imaginado. Las tiendas y los puestos de comida callejeros invaden parte de la acera por lo que caminar por ellas se convierte en una auténtica pista de eslalon.
TEMPLOS Y MÁS TEMPLOS
Al llegar a una zona menos concurrida comienzan los despistes. Diferentes conductores de tuc-tuc comienzan a darnos falsas guías para llegar hasta el palacio, hasta que un chico, muy amable y sin querer vendernos nada (cosa que se agradece de vez en cuando), nos indica el camino correcto. Y sin saber muy bien cómo son ya más de las 12 del medio día, el palacio cierra a las tres y, pese a estar avisada por varias vías, ¡no llevo la ropa correcta! Al parecer, pantalones largos y un chal (¡grande!) por encima no es suficiente. Sin intenciones de pagar ese dineral, 500 baths, para disfrutar del palacio durante una hora y vestida con un albornoz gigante por el que además debía pagar algo, me dispongo para el siguiente templo. Parece ser entonces que tendré que volver a Bangkok... y no sólo de paso. Despidiéndome de mis nuevos amigos cojo rumbo, esta vez sola, a Wat Pho.
El templo no está muy lejos del Gran Palacio y en unos minutos, y tras rechazar mil propuestas de taxi, tuc-tuc y malas indicaciones, llego a Wat Pho. El templo, como muchas otras atracciones turísticas en Tailandia, cobra por su visita a los extranjeros pero no a los tailandeses. En este caso son 100 baths pero tienen la agradable sorpresa de regalarte una botellita de agua.
El templo alberga una colección enorme de budas, así como un buda yacente de 46 metros de largo y 15 de alto. Aunque lo realmente bonito es dejarse perder por sus callejones y esquinas y tomarte un respiro de todo ese caos que queda al otro lado de sus muros. Las grandes estupas te dejan sin habla nada más entrar en el templo, quieres hacerles fotos a todas y quieres hacerlo ya, no vaya a ser que se muevan, que se disipen o que pierdas ese ángulo que tanto te gusta.
Cerca de allí, y cruzando el río en una barco por 3 baths, llegas hasta Wat Arun, sin duda, mi preferido. No sé qué tiene exactamente: quizás que te dejen subir a él, las vistas de la ciudad, el suave viento del que se disfrutaba allá arriba, el canto del monje, sus vistas desde el río, sus vistas hacia el río... no lo sé, pero me encantó.
En una de las calles más concurridas, comerciales y céntricas de la ciudad, escondido de ojos que no lo buscan se encuentra un pequeño santuario dedicado a la deidad de cuatro cabezas de Brahma (Phra Phrom), famoso en la zona por cumplir las plegarias y dar buena suerte. El templo, totalmente abarrotado, recibía una continua ofrenda de flores, comida y barritas de incienso. Además, un grupo de bailarinas acompañadas por músicos tocaban para la deidad a costa de los fieles a los que había ayudado (2minutos 260 baths). Un pequeño oasis dentro de la muchedumbre.
Son tantos los templos, que alguno incluso pasa desapercibido...
PASEANDO BANGKOK
Creo que Bangkok tiene mucho de eso. De pasearla, de dejarte sorprender en cada esquina, de disfrutar del ruido, los motores, los olores, los puestos callejeros y sus continuos mercados. Así que me puse a pasearla. Y me topé con todo esto...
ES DOMINGO EN BANGKOK
Aprovechando que era domingo, me acerqué a Chatuchak, el mercado más grande de la ciudad que tiene lugar los fines de semana. Chatuchak se encuentra a las afueras de la ciudad y es el mercado por excelencia, donde venden los grandes y donde puedes encontrar practicamente de todo. Y la realidad era esa. El mercado era enorme, tanto que podías perderte en el interior... como me pasó a mí. Entré por un lado, divagué, miré los puestecillos, y cuando ya quería salir de allí, resultó que ¡no sabía por dónde! Ni siquiera sabía bien dónde estaba. Encontré una puerta, salí a la carretera, y una vez allí, caminé dejando a la izquierda el parque hasta que volví a encontrar el Skytrain que me llevaría de nuevo al centro de Bangkok.
Estando allí se me activó la vena consumista. ¡Había tantas cosas que me gustaban! Y sabía que era inútil, porque no las necesitaba y porque además no podría llevarlas conmigo durante todo el viaje. Aún así, pensé en vosotros y en cómo podría acercaros un poquito de ese Bangkok del que estaba disfrutando. Así que compré unas libretitas a una señora muy simpática, hechas a mano por su hijo, un medio artista por lo que me explicó, y que me encantaron. Como no pude comprar tantas, he pensado en que sortearé una de ellas entre todos los suscritos al blog (a los que le llegan los post por e-mail la del elefante) y otra entre los amigos de facebook (la del búho y los pajaritos).
¡Os la haré llegar directamente desde Tailandia! A ver si os gustan 🙂
[…] (y también el tiempo suficiente), te recomiendo que lo hagas. Puedes leer aquí cómo fue mi primer Bangkok, sin […]
[…] (y también el tiempo suficiente), te recomiendo que lo hagas. Puedes leer aquí cómo fue mi primer Bangkok, sin […]
[…] de facebook del blog para entrar en el sorteo de las libretas. Si no sabes de qué hablo…pincha aquí. ¡Tiempo hasta el día 15! […]
Si me toca a mi, la quiero firmada y dedicada, igual con los años vale millones. Aunque ya para mi, vale muchísimo. un beso pat
jajajaja! Ok Katia! Si te toca a ti, la firmo y la dedico.. aunque ¡que no te habré dicho ya! Un besoooo
Suscrito al blog, quiero entrar en el sorteo!
Si piensas ir a Indonesia avísame Patri, que estuve allí hace poco y tengo recomendaciones!:D
Mil besos desde Sevilla
Hola Juanillo!!! estás seguro de que te has incrito? Te llegó el mensaje de confirmación y confirmaste? No te tengo entre los suscritos! 😮 Suscríbete, suscríbete! Que es mucho más probable que te toque! jejeje. Indonesia me lo ha recomendado mucha gente...así que, si al final me animo, te aviso!
p.d: si estás activo como suscriptor y todo, mandame un privado a dejarlotodoeirse@gmail.com y miro a ver qué pasa.
Un besitooo!
Que buenos recuerdos me trae!! que envidia... Esperate a conocer el norte, a mi es lo que más me gusto, lo mejor del viaje los días por Chiang Mai, sin duda. Por cierto, nosotros entramos en el palacio y no me pareció para tanto, demasiada gente, agobio... Mucho mejor el Wat Po y el Wat Arun. Sigue disfrutando!
Sí! La verdad es que con el Gran Palacio me pasó un poco eso... sentí demasiada gente, demasiado agobio... y para entrar a verlo rápido (y mal) preferí no entrar ¡además era sábado! Una locura. Todo el mundo habla maravillas de Chiang Mai, así que habrá que ir. jajjaja Un saludo!