Como cada vez que te ha tocado una situación parecida, te levantas temprano, coges tu mochila y empiezas con lo que sabes será un largo y pesado día. Y es que toca cruzar una frontera en solitario. Todo empezó ayer cuando, tirando de internet, de comentarios de otros viajeros y de tu guía, planeas cómo será, esta vez, cruzar la frontera. Después de tres meses viajando, 4 países y seis fronteras cruzadas admito que todavía me da una pereza enorme tener que cruzarlas.

Y eso ¿por qué?

LLEGAR AL PUEBLO FRONTERIZO

En los pueblos fronterizos se respira un aire que no sabría cómo explicar. Siempre hay tráfico, mucho movimiento de gente, precios inflados y mucho buscavida intentando venderte algo. Tú, a veces asustada, otras cansada, con todas tus pertenencias encima y muchas ganas de pasar cuanto antes todo el mal rato, eres una presa fácil y muy perdida.

La frontera consiste en dos casetas separadas por un trozo de tierra de nadie. En una de ellas, la primera, es del país que abandonas, mientras que la segunda será la respectiva al país al que quieres entrar. En la caseta, unos señores muy trajeados (normalmente con un traje similiar al militar) constatan que entraste de forma legal al país que ahora quieres dejar (que tienes el visado correspondiente) y que todavía es válido, es decir, que no has estado más días en el país de los permitidos según tu visado. Además, deberás completar el papelito de salida del país (Departure Data) que te dieron cuando entraste en el país. Si todo es correcto, estos señores pondrán un sello con la fecha de salida del país en tu pasaporte y te dejarán continuar en dirección a la segunda caseta

En mitad de la nada... Entre Tailandia y Laos

En la segunda caseta, otros señores trajeados tomarán tu pasaporte para comprobar que has dejado el país anterior correctamente (que tienes tu sello de salida correspondiente) y comprobarán que tienes un visado válido para este nuevo país. En muchos casos (Tailandia, Laos y Camboya) el visado puede conseguirse en la propia frontera simplemente pagando la tasa determinada. Una vez completado un documento de entrada al país (donde normalmente te piden una dirección en el país y yo suelo escribir un hostal de la guía), aportada la foto y pagada la tasa te colocarán el sello con la fecha de entrada en el país.

Este paso es tan pesado porque generalmente es un foco de corrupción, donde los mismos señores que tienen derecho a tomar tu pasaporte, mirarte de arriba a abajo y decidir si puedes entrar o no en su país suelen pedirte una cantidad de dinero algo superior a la establecida y que no está especificada en ningún cartel.

SALIR DEL PUEBLO FRONTERIZO

Ya has entrado en el país ¡al fin! Pero tranquila, todavía queda salir de ese pueblo fronterizo que, como el de entrada, estará situado en ninguna parte y donde las opciones de moverte estarán, seguro, reducidas.

Es un lugar donde te sientes tan indefensa, tan cansada, tan en mitad de ninguna parte, y tan lejos, todavía, del lugar real al que quieres llegar, que nadie quiere quedarse durante mucho tiempo. Normalmente el transporte será caro, habrá algún tipo de engaño o tendrás un montón de transportes privados esperándote con sumas desorbitadas y de muy mala leche, ya que están acostumbrados a gente que paga sin rechistar.

Transporte de lo más cómodo hacia Luang NamTha (Laos)

CÓMO CRUZAR UNA FRONTERA EN SOLITARIO SIN PROBLEMAS

Y entones ¿cómo hago para cruzar la frontera sin problemas? Esta es la pregunta que yo me hago cada vez que tengo que cruzar la frontera. Y, a base de ensayo error, que para algo tengo base científica, he ido aprendiendo de los errores y mejorando en el tema.

El día anterior, acércate lo máximo posible al pueblo fronterizo. Muchas veces los pueblos fronterizos no ofrecen grandes posibilidades de alojamiento por lo que a mí me gusta elegir pueblos o ciudades que a pesar de no estar en plena frontera están cerquita y, a ser posible, bien comunicados.

Llega lo antes posible a la frontera, así no tendrás prisa para cruzarla y sufrirás menos posibles “extorsiones” de los señores trajeados, que intentarán convencerte de que es demasiado tarde o que sólo pueden dejarte pasar si abonas una pequeña cantidad de dinero.

dos fotografías aptas para visado. Normalmente sólo es necesaria una, pero sé de casos en los que han solicitado “una pequeña comisión” por sólo tener una foto. Eso sí, si llevas dos sólo utilizarán una.

Infórmate en internet y lleva el dinero exacto en dólares, casi siempre sale más barato. No lleves más dinero a la vista, y si te solicitan más dinero replica que no llevas encima. Lo que suelo hacer es llevar algún dólar suelto por si se ponen pesados o violentos. En ese caso, yo he optado por darles uno o dos dólares insistiendo en que es todo lo que tengo.

Intenta buscar un compañero para cruzar la frontera acompañada. Aunque poca gente lo admita... A nadie le gusta cruzar una frontera en solitario. Tener un compañero siempre da más seguridad y, además, compartirás posibles gastos de tuc-tuc.

Compañero de frontera argentino intentando negociar en laos ¡ardua tarea!

Guarda bien el papelito de salida del país (Departure Data). En algunas ocasiones lo grapan al propio pasaporte pero en otras no. Este papel lo exigen siempre, y perderlo puede complicarte algo las cosas (económicamente hablando).

Cuando llegues al pueblo fronterizo en el país de llegada, respira. Es uno de los consejos que suelo dar y que, muchas veces, es el que menos aplico. Sé que tienes ganas de salir de allí, de llegar a la ciudad que tienes tantas ganas de visitar, llegar al hostal, descansar. Pero tómate un segundo. Ya está todo hecho. Sólo queda encontrar un transporte. Suele ocurrir que llegas nerviosa porque no sabes si tendrás transporte, si vas bien de hora y desconoces que opciones tienes. Pero respira. Tómate tu tiempo. Habrá muchas personas que te hablarán y que intentarán confundirte. Tú simplemente tómate tu tiempo. Verás en seguida cómo empiezas a ver las diferentes opciones que tienes y decidir será mucho más sencillo. Y no tendrás, al fin, ese sentimiento de sentirte engañada.

Una vez en el país deseado y en la ciudad querida, donde casi siempre, y lo hagas como lo hagas, llegarás de noche, por fin en el hostal, volverás a respirar. Ya está, lo has conseguido. Y mañana será otro día.

Y seguro que mejor.

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