"Quién pudiera vivir como tú" o "Quién pudiera vivir viajando" son frases que a menudo me repiten. La última vez que la escuché (y motivo directo por la que hoy escribo este artículo) fue hace unos días, en la bodega en la que estuve trabajando más de quince días. Me despedía del equipo, un grupo de gallegos que me trataron estupendamente, y les comentaba, entre dudas y posibilidades, mis próximos planes.
- Quién pudiera vivir como tú.
Lo dijo un chico de mi edad, fuerte y sano y sin ataduras. Yo sonreí, como siempre hago. Si algo he aprendido durante estos últimos siete años es que de nada vale explicarle a la gente que también pueden hacer lo que yo hago.
Pero él insistió.
- Qué buena vida. Vivir viajando. ¿Y el trabajo?
Levanté las cejas. Sorprendida. Normalmente esa frase, la de "no se puede vivir viajando..." me la dicen cuando me ven así, viajando, despreocupada, moviéndome de un lado a otro, haciendo rutas o turismo. Pero ¿acaso no estaba viendo él, no había visto los últimos días, con sus propios ojos, que yo también trabajaba?
Me miraba admirado...esperando una respuesta que, a mí, dada la situación, me parecía más que obvia.
- Yo también trabajo.
Negó con la cabeza suavemente. Sonrió de forma dulce. No quería resultar incorrecto, pero, por algún motivo, trabajar quince días (y otro tiempo en otro lugar) no le parecía trabajo. O, al menos, no lo sé, no le parecía un mal plan.
- ¿Y después?
Quería saber, sí, pero como, siento, siempre me pasa, quería saber para decirme que él no podía hacerlo.
- Después busco otro trabajo. Mientras tanto viajo.
Volvió a negar con la cabeza. Sonrió. Nos abrazamos y nos dijimos adiós.
Quién pudiera hacer lo que yo hago.
Ya lo hemos hablado en los comentarios más veces, es el eterno debate interno entre la búsqueda de la libertad y el absoluto libre albedrío, y la presión directa o indirecta de la sociedad de meternos en el redil.
Un debate interno que mantenemos todos... Qué difícil es el libre albedrío incluso para los que vivimos de forma diferente. Yo voy llegando a la conclusión de que me gusta bailar en un intermedio. Ni tan dentro ni tan fuera. Ver los límites y acercarme a mirarlos. Ser consciente y disfrutar de tomar mis decisiones. Un abrazo!