- Tengo que cambiarme de sitio - me dijo el chico jordano, de unos 20 años, que estaba compartiendo unas palabras conmigo.
Yo me había fijado cómo las mujeres le habían mirado y como un par de ellas habían entrado y salido del autobús negando con la cabeza. Fue entonces cuando el conductor, con una frase directa e imperativa, se dirigió al chico y éste se cambió junto a un señor sentado en las primeras filas.
Entonces, la fila vacía de asientos que estaba detrás de mi sitio comenzó a llenarse de mujeres jordanas.
En ese momento llevaba suficiente tiempo viajando en Jordania con transporte público como para entenderlo. Hombres y mujeres nunca (a excepción de Ammán) nunca comparten asiento. Las mujeres van en un lado (atrás en los lugares más conservadores como Karak) y los hombres delante. A veces se intercalan las filas, una de hombres, otra de mujeres, pero no es lo más habitual.
Hay una jerarquía, curiosa y no escrita, en el transporte público en Jordania. Primero las mujeres mayores (sobre todo si viajan con niños o bolsas), después el conductor, que se cree el mandamás del lugar hacia hombres, jóvenes y niñas, pero baja la cabeza cuando una mujer mayor abre la boca. El hombre se levanta cuando no hay sitio para una mujer mayor, pero manda de un lado a otro a niños y chicas jóvenes, mientras que la chica joven obedece a todo lo que se le dice. Hay poco lugar para su opinión, da igual de dónde o de quién venga la otra.
La turista ocupa un lugar extraño. No es habitual verla danzando en el transporte público en Jordania. Digamos que se le perdona todo, pero si una mujer necesita un hueco, se lo harán por encima de tu comodidad. ¿Y un hombre? Pues entonces depende del conductor... Yo tuve días en los que nadie nunca me dijo nada y otros en los que tuve que cambiar de lugar.
Las chicas me explicaban las reglas un día loco en el que para ir de Madaba al valle de Dana tuve que tomar 8 autobuses, hacer dedo y finalmente tomar un taxi que fue peleado a mi favor por dos locales.
- Eso es así. Aquí hombres y mujeres van separados. Nadie quiere sentirse incómodo. Quizás en Ammán, en Ammán da todo igual. Pero no es lo normal.
Estudiaban en la universidad y todos los días tomaban un transporte público que tardaba dos horas en llegar a destino.
- En las universidades siempre hay transporte público para moverte de un lugar a otro. Son los mejores autobuses, incluso cuando todo el mundo te diga que no hay autobús.
Las chicas negaban con la cabeza y reían en voz alta cuando les contaba lo que había hecho días atrás. Ahora entendía.
- El autobús estaba lleno ¿sabéis? Entonces sacaron estos asientos que, a veces, tenéis en el centro. Yo estaba ahí, con otras mujeres, pero cuando el señor de atrás se marchó, no me lo pensé. Recogí el asiento y me pasé atrás.
- ¡No! ¿Sí?
- Sí, me senté entre los cuatro hombres, en la última fila.
La chica que traducía se reía de mí. El resto debatía.
- Eres turista y la gente entiende que os da igual. Pero no les gusta.
Recuerdo haberme sentido incómoda cuando me cambié y, recuerdo también, la incomodidad de uno de mis compañeros de asiento, que se giró hacia la ventana y dejó un espacio, que realmente no existía, entre los dos.
Por si fuera poco, mi camiseta se abría con el viento y no podía evitar que, de vez en cuando, se viese más piel que lo habitual. Recuerdo cómo el chico de mi lado, uno al que se le veía menos incómodo, cerró la ventana y mi camiseta dejó de abrirse. Todavía no sé, después de hablar con las chicas, si la cerró por mi comodidad o por la suya.
En 15 días moviéndome en transporte público en Jordania, también aprendí que los autobuses, por regla general, salen cuando se llenan y frenan donde se les pide con un choque de moneda contra la ventana. Da igual que el autobús haya frenado quince metros antes, si una señora quiere bajarse frente a su casa esperará a que el bus arranque, recorra los quince metros y chocará la moneda contra la ventana. Pese a mí sorpresa, el conductor nunca se queja...y es que es una realidad que la gente no camina en Jordania.
Una vez, incluso, viajando con transporte público en Jordania, me tocó que todo un autobús esperase a que una señora fuese al banco y volviese. Nadie dijo una palabra de más al respecto.
Para mí, moverse en transporte público en un país nuevo es una de las partes importantes del viaje. Es donde se mueve la gente de a pie, donde se conoce, donde se ve. Donde, si tienes suerte, también se habla.
¿Que si es posible moverse con transporte público en Jordania? Sí... Pero, a veces, lleva su tiempo.
Hola Patricia!
En primer lugar, muchas felicidades por este blog!! Me encanta! En segundo lugar, te cuento: este año me he cogido una excedencia, y voy a viajar unos meses. Uno de mis destinos es Jordania. Esta entrada sobre el transporte me ha sido muy útil. Por otra parte, quería preguntarte: qué opinas del Jordan Pass? Lo usaste? Merece la pena?
Muchas gracias por tu tiempo!
Que ovarios! Te re admiro!
Jordania es suuuuuper segura! En ningún momento sentí miedo! Y en el transporte público jordano te sientes vigilada y protegida... Como en Jordania en general. Un abrazo!!!!
Qué chulada de entrada! 🙂
Ayyyyy, me alegro de que te haya gustado!!! Me encantó viajar en transporte público en Jordania... Se lo recomiendo a todo el mundo! 🙂