Al parecer, un estudio realizado en 1997 por Arthur Aron sobre cómo crear intimidad había terminado con el enamoramiento, y la boda, de algunos de los participantes en el estudio. Este estudio lo probó en sus carnes una periodista del New York Times, Mandy Len Catron (no, no era Carrie Bradshaw) y, visto el éxito, también el Hormiguero. Parece ser que funciona y que gran parte de los autoentrevistados, acabaron besándose, quedando tras el "estudio" e incluso formando una pareja.
Y quizás sea una cínica, pero me sorprende que algo así sea noticia. O lo que es peor, me asusta que esto sea noticia. Resulta ahora, que en pleno 2015 nos enteramos de que crear intimidad entre dos personas desconocidas puede hacer que ambas personas se enamoren. Sorprendente. Hablar, ser sincero, mirarte a los ojos y profundizar con una persona puede hacer que te enamores de ella.
Y es que vivimos deprisa. No hay tiempo para el amor. Ni ganas. Ni valor. Trabajamos demasiado y sonreímos menos. Planeamos mucho, pero nos da miedo volar. Amamos poco. Criticamos fácil, pero nos resulta difícil alabar las virtudes.
Nunca conocer a alguien fue tan difícil a pesar de ponérnoslo tan fácil. Necesitamos alcohol, música alta y oscuridad. Pretender que no miramos a los que miramos. Ser espontáneos pero no demasiado. Conseguir intercambiarnos los números para hablar a través de una pantalla. Porque quedar cara a cara, con un café, parece algo del siglo pasado. Y suena arriesgado.
Y ojalá existan muchos estudios como éste, que aún encubiertos en 36 preguntas, nos recuerden que hablar, interactuar, ser sinceros y escuchar son las mejores formas para enamorarnos. Aunque, en realidad, sólo sea necesario poner de tu tiempo, y echarle valor.
llorando como una magdalena... precioso , cierto , y precioso...GRACIAS
Me alegro de que te haya gustado! 🙂
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